Capítulo XIII

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BETTY

Al llegar a casa, corrí hacia la habitación y gatee en la cama hasta llegar a las almohadas y abrazar a Blash.

— te extrañe mucho, mucho Blash... Hoy comí galletas y me acordé de ti... Te iba a traer una pero no pude... ¿Qué por que no pude? No pude porque Toni, la novia de Cheryl... ¿Quién es Cheryl? Cheryl es la hermana de Jughead y es muy bonita pero no me cayó muy bien, escuché cómo peleaba con papi y le decía cosas muy feas. Ah, Toni también me dijo cosas muy feas... No creo llevarme bien con ellas Blash, pero no importa soy muy feliz contigo y con papi, son lo más especial que tengo.

— princesa ¿Qué haces? — dijo sentándose a mi lado.

— hablaba con Blash, nos extraño mucho.

— nosotros a él... Princesa, recuerdas que tenemos algo pendiente.

«Castigo»

— no papi, porfis no — hice un puchero.

— fuiste una niña muy mala hoy.

— no, no lo fui. Yo soy una niña buena.

— ¿segura? Yo recuerdo muy bien que hiciste un berrinche y a papi no le gusta eso.

— pero papi-

— papi nada, boca abajo en mis piernas, ya.

Me levanté de la cama y dejé a Blash en el armario. Regrese a la habitación donde hice lo que él me dijo.

Jug levantó mi falda y bajó mis bragas, acarició mis nalgas y soltó un azote en estas.

— Betty, cuenta.

— Uno... Dos... Tres... Cuatro...

Y así continuó...

— ¡papi ya! — dije enojada.

— ¿le harás caso a papi?

— no — soltó otra nalgada —¡Papi!

— te voy a castigar las veces que sean necesarias — dijo soltando otra nalgada.

— malo.

— tu eres la que se porta mal.

Él continuó con las nalgadas hasta que yo solté un quejido de dolor y me dejó sobre las esponjosas almohadas.

— ¿Ahora sí te vas a portar bien?

— si papi. Seré una buena niña.

El suspiro y se sentó a mi lado.

Me gustan los castigos, no siempre, pero en algunas ocasiones si. Ustedes dirán ¿Por qué? Bueno es una respuesta fácil. Siempre que Jughead termina un castigo me trata de la mejor forma posible como para compensar lo que ha hecho o para recordarme lo mucho que le importo.

— duele papi — dije cuando me senté.

— fuiste caprichosa princesa, te lo ganaste.

Hice un puchero con mis labios.

— sabes pequeña, ya no se ven tanto los moretones — habló él acariciando mis muslos.

— ¿de verdad papi?

— si, pero los tengas o no, tu no vas a dejar de gustarme princesa — dijo y se recostó a mi lado.

«¿Cómo no amarlo?»

— papi ¿Por qué Cheryl te decía cosas tan feas?

— ¿escuchaste? — organiza mi cabello detrás de mi oreja.

— ajam.

— ella se enojó porque tú eres una bebé muy hermosa. Pero no importa, tu eres mi pequeña bebé.

Yo sonreí y me recosté en su pecho enredando mis piernas con las de él.

Él levantó un poco mi suéter para poder acariciar mi cintura.

Se siente genial el sentir sus dedos tocar mi piel, una sensación extraña recorre mi cuerpo siempre que hace eso.

— quítate esto pequeña — dijo refiriéndose al suéter.

— ¿Por qué? Yo tengo frío papi.

— no me cuestiones, solo quítatelo.

Me senté y quite el suéter quedando solo en mi sostén negro. Él suspiró e hizo que me recostara encima suyo. Me rodeó con sus grandes brazos y acaricie su pecho con mis pequeños dedos.

Escuchaba los latidos de su corazón y su tranquila respiración. Me sentía tan feliz y tranquila estando con él.

— papi — levanté mi cabeza para mirarlo — ¿tuviste muchas novias antes de mi?

— solo dos ¿Por qué preguntas?

— Cheryl dijo que tú antes tenías relaciones normales y que lo nuestro es estúpido.

— para ella lo es, para mí no. Lo nuestro es algo muy bonito.

— y me amas mucho papi.

— si, demasiado.

— y ¿soy tu única princesa?

— si princesa, la única — dijo y atrapó mis labios en un beso. Donde el mordió y succiono mis labios. Nuestras lenguas se encontraron y jugaron un rato entre ellas hasta que nuestros pulmones nos pidieron aire — me encantas pequeña.

Sonreí — te amo hasta las estrellitas papi.


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