Capítulo XLVIII

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NARRADOR OMNISCIENTE

Jughead y Betty se encontraban en la habitación del pelinegro mirando los distintos lugares a donde irían de viaje para completar sus vacaciones. La rubia miraba con emoción cada una de las fotos que le mostraba el pelinegro y escuchaba muy atenta sobre todo lo que podrían hacer.

— todos están muy lindos papi.

— solo puedes elegir uno princesa y en ese lugar haremos muchas cosas para que podamos conocer.

La rubia miro las distintas opciones que tenía enfrente y mordió su labio sin saber que decidir.

— ¿No podemos ir a todos? Es que no sé cuál.

— si podemos pero sería muy agotador... Mejor, en las próximas vacaciones, vamos a un lugar distinto.

Ella se removió en las piernas del pelinegro y analizó sus opciones...

— Cancún papi. Quiero allí.

— está bien princesa. Lo que tú digas.

Ella giro su cabeza y dejó un beso en la mejilla del pelinegro haciéndolo sonreír. Luego de un rato, Jughead logro comprar sus tickets de avión para la próxima semana y reservo las habitaciones de los hoteles donde pasarían las noches.

— listo hermosa. La próxima semana iremos a Cancún — dijo cerrando su laptop y dejándola a un lado.

Ella sonrió y se giró para quedar de frente al pelinegro y mirarlo con una sonrisa.

— gracias papi, eres el mejor papi del mundo.

— ¿Y me amas?

— ajam. Mucho, mucho, mucho. Hasta las estrellitas papi.

— yo también mi amor. Te amo demasiado.

Ella sonrió y dejó un largo beso en los labios del pelinegro. Donde jugaron con sus lenguas y mordieron sus labios.

— bien — dije el pelinegro apartándose — es hora de un baño, princesa ¿No crees?

— no quiero un baño papi, quiero abrazos.

— ¿Y si nos bañamos juntos pequeña?

Ella sonrió con emoción — si.

• • •

Luego de ese largo baño, jughead y Betty se encontraban de nuevo en la gigante cama del pelinegro. Betty estaba recostada encima de él, con sus ojos cerrados y su chupete amarillo entre sus labios. Mientras que el pelinegro veía televisión y acariciaba el cabello y espalda de la rubia.

La rubia levantó su cabeza obteniendo la atención del pelinegro y él pudo ver el sueño en sus ojitos verdes.

— Estás muy cansadita — Organizo un rebelde mechón de pelo detrás de su oreja y le regaló una tierna sonrisa — ¿Verdad mi amor? — ella asintió — bien. Duerme un rato princesa. Papi se queda contigo.

Ella sacó el chupete de su boca para poder hablar.

— ¿Tu también duermes papi? ¿No estás cansado?

— siempre estoy cansado mi amor... Pero no tengo sueño, duerme tu.

— ¿Es mi culpa que siempre estés cansado, papi? No quiero que estés cansado por mi culpa.

— no es tu culpa mi amor, no te preocupes... Duerme.

— quiero mi leche papi.

— bien. Vamos por tu leche preciosa.

Jughead bajo las escaleras con la rubia en sus brazos y la dejo sobre el mesón mientras preparaba su biberón.

— Cuando vayamos a Cancún ¿Podemos tener sexo en la playa, papi?

El pelinegro abrió sus ojos un poco sorprendido ante aquella pregunta y se giró para mirar a la rubia.

— ¿Quieres tener sexo en la playa, princesa?

— si, creo que sería bonito... ¿Es raro que quiera eso?

— no mi amor, no es raro... Pero respondiendo tu pregunta, no sé si podamos hacerlo.

— yo quiero hacerlo papi.

— trataré de cumplir tus deseos princesa, pero no te prometo nada.

Ella sonrió con emoción — está bien papi.



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