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Su habitación estaba lo bastante cálida luego de la ducha rápida que se había dado, en otras circunstancias, en otro momento de su vida Seokjin se hubiese puesto su pijama y se habría acurrucado entre sus mantas para descansar luego de un turno largo realmente agotador, pero no era el caso. 

Seokjin sonrió mientras se echaba un poco de perfume en su cuello, revisó su atuendo y suspiró un poco nervioso lo cual era ridículo porque no era la primera vez que iría al departamento de Jimin, pero el solo hecho de volver a estar cerca de él lo tenía más inquieto que lo que alguna vez estuvo en su vida. 

Apagó la luz de su habitación luego de tomar su chaqueta negra y cruzó la sala para tomar su llave y el teléfono que había dejado sobre la encimera de la cocina. Cuando tuvo todo en su mano se dirigió a la puerta y salió cerrándola para luego cerciorarse de que esta estuviera bien cerrada. 

Caminó hasta el ascensor y mientras esperaba recordó que había comprado algo para el rubio y que lo había dejado sobre su mesita de noche. 

Giró hacia su departamento y abrió la puerta, prácticamente corrió hasta su habitación y tomó el pequeño macetero que contenía dos orquídeas blancas, era arriesgado lo que estaba haciendo y es que no quería molestar al rubio con un regalo que quizá podría ofenderlo, aunque Seokjin estaba casi seguro que a Jimin le gustaría la flor que había elegido para él ya que el dependiente de la tienda le había dicho que las orquídeas blancas eran para ser obsequiadas tanto a parejas como familiares ya que el significado era pura admiración para esa persona, pero por otro lado, por el lado romántico era una muestra clara de amor y de la profundidad de este. Seokjin no quería ser demasiado intenso pero al ver la flor elegante, delicada y sumamente hermosa solo le hizo pensar en Jimin, en todo él. 

Con la flor en sus manos volvió a la puerta, la cerró y caminó hasta el ascensor, apretó el botón y las puertas se abrieron de inmediato. El azabache entró y se miró al espejo, peinó sus cabellos y los acomodó fuera de su frente. Apretó el número 13 y respiró profundamente mientras el ascensor subía hasta el piso de Jimin. Cuando se detuvo él salió a paso confiado y seguro llegó hasta la puerta negra y tocó el timbre. 

Esperó varios segundos antes de repetir la acción pero nada pasó. Jin miró la hora en su teléfono, no era tan tarde pero quizá Jimin se había quedado dormido por lo que no quiso insistir. Un poco desanimado giró para volver al ascensor cuando la puerta se abrió de golpe y un Jimin agitado apareció.

—¡¿Puedes creer que entró una paloma?! ¡No la puedo sacar!

Seokjin sonrió un tanto confundido y siguió al rubio hacia el departamento, dejó la flor sobre la encimera de la cocina y cruzó la sala para ir hacia el rubio que gritaba en su dormitorio.

—¿Cómo entró? 

Jimin rodeó su cama y se agachó muy despacio para acorralar a la paloma que estaba en una esquina —abrí las puertas del balcón… Quería ventilar un poco. 

—Ya veo —Seokjin miró por el lugar y cuando vio una frazada de polar negra la tomó y la arrojó hasta donde estaba la asustada paloma. Se acercó y la tomó en brazos tratando de no hacerle daño —abre la puerta del balcón. 

Jimin corrió hasta la sala y abrió de par en par las puertas de vidrio, luego observó como Seokjin avanzaba con la frazada entre sus manos hasta salir hacia el balcón, luego estiró la manta y la paloma se fue volando hacia el edificio del frente. Seokjin volvió a entrar y rápidamente el rubio cerró la puerta suspirando cansando. 

—Nunca se me hubiese ocurrido eso. —Jimin se giró para cerrar la cortina también, no quería ver a esa paloma nunca más en su vida. 

—Es raro que haya entrado, a nosotros nunca nos ha pasado. 

Rain (KSJ x PJM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora