¿Seguimos siendo los mismos después de todo? - Evugo

Capitulo 42. "Dónde todo empezó"

Narra Eva.

La última vez que volé en avión fue cuando volví de New York dispuesta a recuperar a mi familia, la cual en ese momento daba por perdida.

Me habré equivocado como hija, como amiga, como madre y como pareja un millón de veces, pero siempre se me ha brindado la oportunidad de asentar cabeza y poder recuperarles.

Hugo, aquel chico, quien me lo diría a mi, ese que nada más escuchar una letra de su canción me ponía de los nervios y nunca ayudaba mi amiga histérica cada vez que sacaba un single, y ahora soy yo quien se le pone los vellos de punta cada vez que suena una de sus canciones.

Ese chico que me creía que era un egocéntrico, he tenido la gran oportunidad de conocerle y saber que detrás de lo que demuestra es una persona con un corazón que no le cabe en el pecho.

Es el mejor compañero de vida, y sin ninguna duda es el mejor padre que cualquier chica puede tener para sus hijos.

Nos hemos fallado muchas veces, nos hemos separado otras tantas, ha habido mucha gente de por medio pero hay algo que dijimos en su momento y que sigue intacto por mucho daño que nos hagamos, el amor es más fuerte y es que es así, hemos tenido mil baches y aquí estamos sentados en un avión destino a Australia.

Como cualquier otra madre cuando se aleja por primera vez de sus hijos, esa era yo, tenía sentimientos encontrados, estaba emocionada por el viaje que me esperaba pero a la vez estaba preocupada nunca antes los pequeños habían estado tantos días separados de nosotros.

-Hugo: Amor todo bien?

-Eva: Si, solo estaba pensando.

-Hugo: En que?

-Eva: En como empezó todo, y que ahora estemos aquí, cualquiera no lo creeria.

-Hugo: Sólo tú y yo sabemos lo que hemos vivido.

-Eva: Lo sé, gracias por esto.

-Hugo: Esto solo acaba de empezar.

Apoyé mi cabeza en su hombro y empecé a notar como mis ojos se iban cerrando poco a poco.

-Hugo: Amor despierta estamos a punto de aterrizar.

Lo mejor que había hecho durante el vuelo era dormir, así las horas se me pasaban sin darme cuenta y no estaba pegada a las agujas del reloj.

Hugo me despertó en el momento en el que las vistas eran totalmente increíbles y no mentía al decir que estábamos a punto de aterrizar ya que por megafonía la azafata nos advirtió de ello.

Estaba tremendamente nerviosa, estaba a nada de pisar por primera vez Australia, siempre había pensado que vendría con Sam y Lau pero nunca que llegaría a venir con el amor de mi vida y mucho menos que fuese Hugo Cobo.

Nada más poner los pies en tierras Australianas lo primero que hicimos fue ir al hotel donde Hugo había reservado una habitación.

Ya instalados decidimos llamar a Sam para que pudiésemos hablar con nuestros hijos y supiesen que habíamos llegado y estábamos bien.

Seguía sintiéndome un poco mal el alejarme de mis niños pequeños y de dejar a Nora en el estado en el que estaba ella ahora.

Nos pasamos todo el día recorriendo Australia, visitando el rincón más diminuto pero precioso hasta el más enorme.

Inmortalizando cada paisaje en nuestras fotos y sobre todo en nuestra memoria.

Porque un paisaje se recordaba más con tus propios ojos que con fotografías.