Alexa
El tiempo de caminata pasó rápidamente, fueron días rápidos, caminaba, acampaba, cazaba y dormía, la rutina era así, además de sobrevivir al gran frío sin tener ningún abrigo de más encima.
A lo lejos al fin pude ver aquel famoso faro, era bastante grande, al menos de 140 metros de alto, ya desde lejos se ve enorme, no me imagino como se verá cuando esté en la entrada. Aun así, se podía ver que tenía un gran agujero en su parte superior, como si algo hubiera impactado fuertemente contra él, no podía saber de qué se trataba.
Unas horas después me encontraba frente a unas rejas, que rodeaban el perímetro del faro.
En lo que parecía la puerta de la reja, este estaba llena de telarañas y polvo, además de que había dos esqueletos posados en este con ropas deshechas, parecían que llevaban un gran tiempo muertos, era obvio que ya no podía hacer nada por ellos, y ahora no podía perder tiempo enterrándolos.
La puerta estaba sellada, esta reja no se movía para ningún lado, y treparla sería imposible, en su parte superior se encontraban cuchillas evitando el entrar de esa forma.
Podrían ya no tener filo, pero al estar tan oxidadas, sería muy peligroso pasar por ellas igual.
Debía pensar en algo, podría derribar las rejas con un fuerte rayo, pero sería peligroso, podría atraer más monstruos, aunque no me había cruzado con más de cinco en este tiempo, los cuales fácilmente mate.
Rodeando todo el lugar, logré ver un gran agujero por la tierra, por ese camino arrastrándome lograría entrar, terminaría llena de tierra y nieve, pero es la forma mas segura de entrar.
Me arrastré y terminé con tierra en la boca, la cual al pasar al otro lado escupí, era un sabor horrible, limpié mi lengua tanto como pude.
De este lado, había una caseta algo alejada del faro, y un gran pedazo de varios metales también oxidados, creo que Kendall me habló de estos, los llamaban automóviles, era lo más reciente hace veinte años antes de la caída de Turong lai, y el inicio de la guerra.
No sé cómo serán el resto de las tres ciudades ahora, pero no he escuchado de un automóvil desde que desperté, creo que se perdieron junto a la ciudad caída.
Cómo sea, me estaba distrayendo mucho con estas cosas del pasado, me dirigí a la entrada del faro, la cual estaba cubierta de enredaderas y césped, con mi espada logré abrirme camino entre ellos, aunque no pude evitar pensar cómo se sentiría Inexa si viera como corto sus queridas plantas, quizás gritara enojada o se desmayaría.
Reí levemente ante aquel pensamiento, y con toda la fuerza que tenía, empuje la puerta, sin resultado alguno al hacerlo.
Parece que algo dentro impedía su movimiento.
—Fuuu...
Suspiré para momentos después, retroceder unos pasos y pensar en otras opciones para entrar.
Prepare una carga voltaica en mi mano, y la lancé contra la puerta, al recibirla, lineas rectas de color gris imbuyeron la puerta, haciendo que por alguna razón, mis rayos no tuvieran efecto.
Fue un ataque leve, así que los monstruos no debieron escucharlo, pero aunque hubiera sido un golpe débil, alguna marca debía dejar.
—¿una especie de barrera? —hablé sola. Quién la puso no quiere que nadie entre ahí.
Recordé el gran agujero que había en su parte superior.
Rodee el faro hasta llegar al extremo donde esté estaba, ahora solo tenía que escalar para entrar por la parte destruida.
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Alma Eclipsada I: Sombras De Conminacion
FantasyEn un continente desangrado por la guerra, dividido en dos por una gran muralla, tras dieciocho años después de un gran conflicto contra monstruos de origen desconocido, los eclipsados, individuos con diferentes habilidades, deben terminar con el re...