Promesa

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El agua lentamente se empezaba a filtrar en el fondo de aquella prisión, pindandose de rojo por la cantidad de sangre derramada por el anterior ataque del primer eclipsado.

Una rubia herida, rasgaba parte de su traje para así cubrir sus heridas y evitar de alguna manera el sangrado.

Esa mujer no quitaba sus ojos de esas mascaras presentes, sentía como ardían y dolían, quería parpadear profundamente, pero cualquier paso en falso era su fin.

Aunque sabía que iba a morir ahí, tenía que ganarles tiempo a sus compañeros eclipsados para que escaparan de esta tumba.

En eso recordó su pasado, una jovencita campesina proveniente de Wild, quien como muchos otros fue reclutada por la Trifaria para entrenar y servir a la guerra como una eclipsada.

Fue asignada a la escuela del Sol, pero su entrenamiento fue uno totalmente diferente, no estaba entrenando para asesinar monstruos.

Lo estaba haciendo para asesinar humanos, obviamente su poder no servía para enfrentar a ningún tipo de monstruo, era útil, pero para otra rama, una rama de la parte humana de la Trifaria.

Los Anti-Eclipsis, la unidad que se encarga de buscar, reclutar y en sus casos, eliminar a los eclipsados.

Recuerda a sus catorce años, participar en múltiples tareas, en las diferentes ciudades, desde los distritos elocuentes y avanzados de Sylverwoom hasta las calles elegantes y refinadas de Kukuria.

Esos lindos lugares fueron manchados de sangre por aquellos eclipsados renegados que cazaban, sin ningún tipo de piedad y remordimiento.

Eso terminó cuando fue trasladada a Lastmare, como vasalla del líder en jefe anterior, allí también su poder era útil para encerrar a los eclipsados capturados, en ese lugar no tenía necesidad de matar.

Pará ella, eso era un lujo y vivió en paz durante un tiempo, hasta se pudo convertir en líder en jefe de la prisión, obtuvo un título, algo que ningún otro eclipsado pudo antes por las reglas puestas por la Trifaria.

Y ahora, herida y armada con un solo cuchillo, se da cuenta de que se parecía demasiado a estas mascaras blancas.

Sus agudos ojos estaban anulando todo el poder que tenía a la vista, pero los tenía fijos en aquel joven de cabello blanco largo.

Aishi Seth, con una mirada y postura relajada, se encontraba al frente de todas las mascaras.

Su sola presencia asustaba, el fue quien creó el gran muro de la ciudad, fue el héroe y el líder de los seis grandes y sobre todo, fue quien asesino al temido escuadrón veintiuno, él solo.

Nashira suspiro y levantó su cuchillo, poniéndose en guardia.

—Que obstinada, aunque sabes lo que pasara, te mantienes firme —Seth la seguía mirando con frialdad—. Pesé a todo, es admirable.

—No quiero las palabras de un traidor.

Seth tomó una de las espadas que quedó del suelo y lentamente se acercó a la joven.

Las mascaras iban a moverse, pero su líder con una seña les ordenó permanecer quietos.

El primer ataque de Seth fue bloqueado fácilmente por el cuchillo de Nashira.

Alma Eclipsada I: Sombras De Conminacion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora