Park Chaeyoung, ansiosa por saber sobre el sexo, acude a su mejor amiga Jennie para que le enseñe.
Al pasar el tiempo las cosas comienzan a salirse de control entre ellas, en sus mentes y sus corazones, logranfo confundirlas.
Pero... ¿qué pasaría...
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-Hey, Chae. - Marcus saludó sentándose al lado de la chica en la banca de aquel parque.
Chaeyoung volteó a mirarlo con una sonrisa que se borró de inmediato al ver el intento del chico en darle un beso en los labios, movió la cara haciendo que los labios del chico se plantaran en su mejilla.
-¿Todo bien? - preguntó él.
Chaeyoung comenzó a pensar en que le diría exactamente, no quería que el chico se enojara y se sentiera ofendido y que corriera a decirle a su madre sobre sus sentimientos de Jennie.
-Amh, sí. - mintió. - Todo bien. - respondió, preguntándose por donde empezar. - Necesito hablar contigo, pero... Te pido por favor que no digas nada hasta que termine de hablar.
-¿Es algo grave? - preguntó Marcus, preocupado.
-No. - respondió la chica. - Bueno, depende de como lo tomes.
Marcus asintió y se quedó mirando el rostro de Chaeyoung a su lado, buscando alguna pista en su rostro sobre que podría ser lo que ella le quería decir. Respiró profundamente y asintió, ya sabía por donde iba aquello más o menos.
-Te escucho. - dijo.
Y Chaeyoung comenzó a hablar, y él, fiel a su palabra, no habló en ningún momento.
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Jennie había llegado ya hace bastante tiempo a su apartamento, se había dedicado a comer helado y ver películas en netflix desde que había llegado.
"El Diario de Noah" estaba llegando a su fin, y ella ya era un mar de lágrimas andante. Aquella película siempre la hacia llorar cada que la veía, y esa vez no era la excepción.
-¡Jennie! - escuchó un grito conocido fuera de su apartamento, seguido de varios golpes en su puerta. - ¡Sé que estas ahí, hundiéndote en la miseria! ¡Abre la puerta!
-¡Jisoo! - escuchó otro grito y rodó los ojos, sus amigas nunca cambiarían.
Con pereza, se paró de la cama y camino hasta llegar a la puerta, al abrirla, se encontro con sus amigas. Ambas la miraban con una sonrisa y tenían los brazos llenos de bolsas, al parecer, habían pasado por un supermercado antes de ir hacia su casa.