III

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No es fácil controlar la emoción que burbujea en el pecho de Luo Binghe al ver el colgante en sus manos. El jade es pequeño, pero no menos hermoso y autentico, perfecto para su madre. Lo guarda muy bien en sus ropas y sigue caminando a través de la nieve. Los dioses han sido misericordiosos con ellos, desde hace meses pudieron establecerse en otro país y en una ciudad llamada Yilling. Su madre demostró su verdadero talento en la cocina, obteniendo un trabajo en una posada mientras que él ayuda en la limpieza y en los mandados.

Es probable que nunca lo sepa, pero su halo dorado como protagonista le ha otorgado un techo seguro, comida caliente y un sustento para comprar un jade. Realmente está orgulloso, su perspicacia fue muy útil para distinguir de uno autentico. Fue imposible que alguien pudiese estafarlo. El artefacto es simbólico para él: es la retribución por los cuidados y el amor de su madre, además el color es una remembranza a las ropas de aquel hombre que lo salvó. A pesar del tiempo nunca podrá olvidar aquellos ojos ni las ropas verdes pálido.

A veces, cuando está desesperado, el recuerdo de esos ojos suelen calmarlo.

La cabeza de Luo Binghe se levanta bruscamente y sale de su ensoñación al escuchar un grito infantil. Camina más rápido hasta llegar a un muro de piedra donde usualmente los mercaderes dejan sus desperdicios. El nervio abandona el cuerpo y una red enfermiza de cristales parece zambullirse en su rostro al ver a un pobre niño siendo mordido por perros. El niño está encogido, llorando, mientras su brazo izquierdo está cubriendo su rostro y el derecho se aferra a un trozo de pan enmohecido. Son varios perros, hambrientos y flacos, hincando sus dientes en las piernas y la espalda del niño.

No hay tiempo de dudas, Luo Binghe corre y patea a un perro sin preocuparse de su seguridad. El animal aúlla, los otros están a puntos de lanzar un ataque, pero se detiene cuando Binghe alcanza una rama y comienza a ahuyentarlos. Cuando los perros corren, Binghe suelta el palo y gira para ver al cuerpo del niño. Se horroriza al ver la sangre en las múltiples mordeduras del pequeño. Con cuidado se acerca, el otro respinga y solloza.

—¿Tú...Puedes levantarte? —Susurra despacio, tratando de no caer en pánico. Todavía no habla con fluidez el idioma de este lugar, pero hace lo mejor que puede entre balbuceos. Poco a poco el brazo del niño baja y muestra su rostro hinchado por el llanto.

—¿Y-ya se fueron?

Luo Binghe asiente y extiende la mano.

—Ellos se lo comieron...—dice el pequeño, mirando su mano derecha. Su puño ya está abierto y solo quedan algunas migajas en él. —Pero...—El niño, a pesar de tener el rostro bañado en sangre, sonríe genuinamente—. Los ahuyentaste, gracias.

Luo Binghe se queda sin palabras, ante él está un pobre niño mal nutrido, herido con mordeduras, completamente hambriento y aun así... Aun así...Él sonríe.

Si tienes la oportunidad de salvar a alguien, no dudes, sólo hazlo.

Las palabras de su madre resuenan en su mente, además de la imagen de aquel cultivador de ropas verdes y abanico plegable.

La decisión es relativamente fácil. Extiende su mano, formando una suave sonrisa.

—Ven... Madre te ayudará... heridas y...comida caliente.

El pequeño lo mira fijamente, inclina la cabeza y su sonrisa se extiende aún más.

Mo Dao Zu Shi, The Scum Villain's Self-Saving System y Heaven Official's Blessing

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Mo Dao Zu Shi, The Scum Villain's Self-Saving System y Heaven Official's Blessing. ©Mo Xiang Tong Xiu

Los personajes no me pertenecen. Es una historia sin fines de lucro.

Notas de autor: me estoy esforzando por realizar los capítulos breves. Realmente me emociona mucho que lean esto, aunque sea una persona es suficiente ;A;

Spoiler del siguiente capítulo: un recuerdo, un nombre

Siblings AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora