XXXVII
Hong tiene una sospecha sobre la Enfermedad del Rostro Humano: es posible que solo a los civiles sean contagiados o sólo aquellos inocentes que nunca han manchado de sangre sus manos.
Él amarra la venda con fuerza para amordazar el rostro viviente que hay en el antebrazo del hombre, pero no importa cuando haga eso, otros rostros gimotean en otros lugares del cuerpo. El rostro de la víctima se contrae de horror y llora desconsolado, Hong da un paso atrás, cubriéndolo con una colcha para evitar que los demás lo vean y se asusten.
El primer grupo de víctimas de la Enfermedad de los Rostros ha empeorado gravemente, no se puede ver ni un solo lugar en los cuerpos de los jóvenes, ancianos y adultos que no haya sido infectado. Además, su llanto debe ser amortiguado, resulta que si alguien gime o llora, los rostros que hay en sus cuerpos comenzarán a gemir de la misma manera causando un bucle de lamentos y terror.
Cuando llega a otra carpa decide aflojar un poco las vendas de su rostro y respirar un poco de aire. Desde su ingreso como parte del equipo médico no ha tenido descanso alguno, además es obligado constantemente a respirar hierbas medicinales para evitar un posible contagio, incluso algunos han cubierto su rostro de medicina, pero es inutil. Hong ha visto como uno a uno los sanadores se han contagiado, siempre manteniendo la calma, aunque él sabe que tarde o temprano habrá un punto de quiebre para que exista un caos total.
Sin embargo él está completamente sano al igual que otros soldados, al igual que mercenarios o ladrones… Solo los inocentes son víctimas de esta epidemia.
De pronto escucha un tumulto, se ajusta las vendas y sale de la carpa. Los gritos y la multitud rodean a un hombre y una figura alta, inmaculada…
Su Alteza.
El muchacho corre, tratando de abrirse paso en la muchedumbre. Gruñe molesto cuando alguien encaja su codo en la costilla izquierda. Con esfuerzo logra llegar hasta al frente.
El Dios Marcial está sosteniendo el cuerpo de un hombre cuya pierna está rodeada de múltiples rostros deformados, algunos gimen, otros abren sus bocas intentando articular sonidos extraños. Hong respinga cuando la mirada de su Dios se centra en él, preguntando:
—¿Esta pierna puede seguir funcionando?
El personal de la enfermería del bosque Buyou no se atreve a responder, se miran entre sí acongojados.
—No, Su Alteza Su pierna ya está perdida. No sabemos qué más se está pudriendo, la pierna es pesada como un bloque de plomo y apenas podemos moverla. La infección también está aumentando pronto crecerá más allá de la pierna y llegará a la cintura.+
Hong er aprieta el puño al ver la expresión preocupada de Xie Lian. Han pasado meses desde la última vez que lo vio sólo en aquella cueva y ahora que está frente a él deben lidiar con esta situación tan exasperante.
—Su Alteza—susurra uno de los médicos—, en mi opinión, lo único que no hemos intentado es cortar la parte con las caras y ver si frenará la…
—Entonces hay que hacerlo.
—¡NO!— grita el hombre infectado. —Su Alteza, Su Alteza, ¿por qué quiere torturarme más? ¿No hay otra manera de salvarme?
Hong gruñe molesto, mirando con desdén al joven. A estas alturas su Dios ha intentado casi todo, ¿acaso ese estúpido hombre está ciego? ¿No ve la expresión del dios? ¿No ve la fatiga que intenta ocultar?
—...Lo siento, no lo sé.
Hong mira a Xie Lian y lo que ve ahí le hace doler el corazón. Porque su Dios se ve avergonzado, perdido… Tan humano.
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Siblings AU
FanficEn el Camino del Orgulloso Demonio Inmortal, la madre adoptiva de Luo Binghe fallece de una terrible enfermedad por el desgaste en su cuerpo y las condiciones poco salubres en su vida diaria. Sin embargo, en esta historia, sucede algo diferente: La...