XXXIX

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Ella no es pequeña, ha crecido para ser una mujer que ofrece su espalda para sostener al mundo y aun así, el cansancio suele vencerla.

Hay un anhelo insaciable en los labios de Gongyi Xiao mientras su corazón pierde el rumbo al verla dormir. Sueña muchas veces, acercándose más de lo que está permitido, pero sus pies son confiables, siempre consagrando la pesadez de la realidad en el suelo. No es el momento, nunca es el momento.

Porque Ning Yingying ha colapsado de nuevo en su escritorio, lleno de pergaminos, libros y anotaciones de talismanes o botánica demoníaca avanzada para hacer germinar una semilla.

Tomó meses para localizar y obtener la semilla. Ahora Gongyi Xiao teme que pasen meses para hacerla germinar y construir un recipiente corporal.

Con cuidado deja la bandeja de té en la mesa auxiliar, sonríe cuando escucha un leve ronquido detrás suyo. La leve brisa que se filtra a través de la ventana es suficiente para hacerle estremecer. Eso no es bueno, aunque ella ya esté en un alto grado de cultivo eso no impide que pueda resfriarse debido a los constantes desvelos. Gongyi busca por bastante tiempo, sin embargo, no encuentra nada útil para cobijar aquella espalda pequeña; preso de sus deseos se atreve a quitar su túnica exterior.

Sus dedos titubean más de lo que esperaba, hay un ligero temblor en sus movimientos porque... porque es demasiado atrevimiento. Solo aquellos que son íntimos se atreven a realizar un acto como cubrir a su amor con su propia túnica en una sutil muestra de protección y posesividad.

Gongyi Xiao es un joven justo, pero también es un joven enamorado.

Se deslumbra con la satisfacción que siente cuando cubre con cuidado la espalda de Ning Yingying, él espera que ella se acomode mejor, sintiendo la calidez. Grande es su sorpresa cuando Ning Yingying abre los ojos, mirando a todos lados mientras levanta su cabeza. Varios cabellos se han desacomodado de sus hermosos lazos, pegándose entre la mejilla por la baba. Tal aspecto puede hacer sentir a alguien agraviado, pero para Gongyi es adorable.

—Las clases matutinas, olvidé las clases matutinas— recita Ning Yingying levantándose torpemente, sus ojos aún siguen entre aquella deriva de la vigilia y el sueño. —Hoy toca... Ensayo de Guqin para los de categoría menor, escala al grado tres y...

—Shijie— El muchacho se aproxima, tratando de hacer que ella se siente en su silla de nuevo. —Todo está bien. Las clases han sido ya impartidas y supervisadas— Ella parpadea una, dos veces, volviendo en sí. —También revisé los informes de la última misión, todo ha salido perfecto. Los demás llegarán dentro de tres días...

Ning Yingying vuelve en sí, mira al joven que está erguido con las manos en su espalda, recitando todas las tareas finalizadas. Luego, ve al costado: hay una bandeja de té y percibe el suave olor del montou.

—Shijie, confíe. Este shixiong le ayudará.

'Shizun, confíe. Este discípulo le ayudará...

De improviso, una imagen de antaño aparece en su mente: un muchacho risueño, con las manos en su espalda, mientras un maestro come con gracia un pequeño montou hecho por su discípulo favorito. En su recuerdo, el joven está tranquilo mientras mira hacia la puerta.

'¿Verdad, Ning shijie?

Es un recuerdo perdido entre el infinito, cuando ella solía tener una familia y...

Y ella lo extraña mucho, ella los extraña tanto.

Primero es un suave movimiento de hombros, luego suelta una risita mientras todo su cuerpo se agita. Gongyi Xiao ve cómo aquel rostro se contrae entre la risa y el llanto.

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