[Justin PV]
-¡Eh imbécil devuelveme mi bicicleta!.-gritó el dueño de la bici al otro lado de la calle.
Le levanté la mano en signo de disculpa y salí de mi escondite dispuesto a llevarla de vuelta. Al adelantarme algunos pasos en la acera dos hombres se abalanzaron sobre mí tirándome bruscamente al suelo sobre la bicicleta.
-¡Lo tenemos! ¡Tenemos al ladrón!.- gritaron los hombres inmovilizándome.
El dueño de la bicicleta cruzó la carretera y me levantó del suelo mientras los otros dos me sujetaban atrás las manos.
-¿Quién coño eres?.- preguntó el hombre enfadado y con razón. Su apariencia era flacucha, no imponia ningun respeto.
La gente que paseaba tranquilamente por la calle hicieron un corrillo para dejarnos en medio y ver lo que sucedia.
-No pretendía robarle la bici.- le dije en mi defensa al hombre flacucho.
-Oh claro, la ibas a devolver, que considerado.- dijo sarcástico burlándose y los hombres que me aguantaban rieron también.
-Sí, eso exactamente.- admití sintiendo todas las miradas puestas en mi.
-Soltad al pobre chaval.- ordenó el hombre falsamente.
Me soltaron y el dueño de la bici se dio la vuelta pero enseguida volvió a girarse con impulso para que su puño aterrizase en mi cara, aunque sin a penas fuerza, para mi eso era como si soplase el viento.
Reaccioné rápido y le devolví el golpe el doble de fuerte rompiéndole la nariz.
El hombre se quedó tan conmocionado por el dolor y el golpe que no esperaba recibir que no pudo reaccionar. Yo tampoco me esperaba que mi reaccion fuera esa.
Estaba acostumbrado a aguantar los impulsos en la carcel y ser el mas debil. Pero estaba en calle, libre, y ya no tenia por que aguantar eso.
Vi como una mujer cercana llamaba a la policía por teléfono y supe que era hora de quitarse del medio.
Corrí por un callejón, callejeando por otros y perdiéndome. Agotado por la carrera que me había pegado me agaché apoyando las manos en las rodillas para recuperar el aire.
-Tienes buenos reflejos.- comentó un joven delante mía sorprendiéndome.
-No iba a robarle la bici.- confesé preparándome para correr de nuevo.
-Lo sé pero no estoy aquí por eso.- sonrió.
-Y entonces que quieres, quien te envía.- pregunté poniendome nervioso.
-Nadie, voy por libre.- me miraba sin quitarme el ojo del encima.
-Pues lárgate.- dije con desprecio.
-Me interesas.- dijo sonriendo.
-¿Perdona?.- me confundió.
-¡No me malinterpretes colega! Tengo un gimnasio...- comentó.
-No.- le interrumpí.
-Boxeo, peleas, dinero, fama.- dijo rápido antes de que me marchara intentando convercerme.
-No es el tipo de negocios al que estoy acostumbrado.-rei amargamente.
-Es legal.-dijo mirandome como si supiera a lo que yo me refería.
-¿Cuánto se suele ganar?.-pregunté con curiosidad.
-Eso depende de lo bueno que seas.- respondió levantando una ceja.
-Me lo pensaré.-dije casi convencido, sólo por quitarme del compromiso.
-Para cuando te decidas, pásate por el gimnasio, justo en frente del hotel.- dijo yéndose con las manos metidas en los bolsillos.
-Espera, ¿en frente del hotel dices?.- ahora sí estaba interesado. En ese hotel estaba Lucy.
-Sí, ¿te vienes? .-siguió andando.
Me pasé la mano por la nuca pensándomelo profundamente y tras una rápida decisión, movida por la intriga que me causaba ver a Lucy, le seguí.
[Lucy PV]
Atravesamos la gran puerta giratoria del hotel y entramos para dirigirnos primero al mostrador de la recepción.
-Vengo de parte de Rolandelli.- anunció Ryan colocándose bien la corbata con elegancia.
Yo le miraba con los ojos abiertos exageradamente y con una expresión en la cara que definía mi pensamiento sobre mi hermano perfectamente: "Éste tío es tonto".
Desvié la mirada de mi hermano y miré a la recepcionista que me miraba sonriente, como si estuviera coqueteando conmigo. Pestañeaba desesperadamente mientras ponía de manera sexy las llaves de la habitación sobre el mostrador.
-Disfruten su estancia en el hotel.- dijo con voz sensual.
-Gracias.- respondió Ryan sin prestar atención a la conducta de esa chica.
Arrastré mi maleta hasta lograr meterla entera en el ascensor y antes de que las puertas se cerraran pude ver como algunas personas de la entrada me miraban riéndose.
Ryan pulsó el número cinco en los botones del espacioso ascensor y mientras subiamos a la quinta planta él se miraba coqueto en el espejo.
-¿Cuándo vas a parar?.- pregunté ofuscada.
-Estoy increíble ¿no crees?.- me sonrió ampliamente dejando al descubierto sus blancos dientes y yo le contesté poniendo los ojos en blanco.
Cuando llegamos a la planta Ryan abrió una habitación con las llaves que le habían dado en la recepción.
Entré de espaldas para meter sin problemas la maleta pero ésta se quedaba atascada.
-¿Acaso tu no llevas maletas?.- le pregunté harta de la mía.
-Claro, me la subirán después.- dijo orgulloso.
-¿Cómo? Y yo por qué cojones tengo que cargar con la mía.- protesté indignada.
-Porque quería gastarte una broma hermanita, aquí nadie lleva su propio equipaje, tienes que empezar a actuar como lo que eres ahora, una dama.- dijo tan tranquilo como si a mí me hiciera alguna gracia. Entonces entendí el por qué de las risitas de la gente abajo.
Ignoré su humor de mal gusto y al girarme le eché un vistazo a la habitación.
-¿Cómo vamos a pagar todo esto?.- le dije a Ryan al darme cuenta de que no era una habitación cualquiera.
-Rolandelli nos ha pagado esta suit.- sonrió tumbandose en la cama con las manos en la nuca.
-Ryan, esto es muy caro, no podemos...- era demasiado lujo para nosotros.
-¿Aceptarlo? Claro que podemos. Y lo harás.- me interrumpió.
-¿No hay...otra forma?.- pregunté sentándome a su lado.
-Él puede ayudarnos a encontrarla.- dijo refiriéndose a nuestra madre.
Me levanté de la cama y me crucé de brazos mirando hacia la pared, aunque en realidad mi mirada era ausente.
-¿Qué tengo que hacer?.- pregunté.
Sabía que tarde o temprano debía hacerlo y enfrentarme a mi nueva situación.
-Por lo pronto asistiremos por la noche a una fiesta que dará Rolandelli aquí mismo en el hotel.- me informó.
-¿Tendré que...?.- oh dios, no podía creer que eso estuviera rondando por mi cabeza.
-No tonta, Víctor Rolandelli está muy viejo para ese tipo de trotes.- se burló.
Respiré aliviada y cambié la expresión asustada de mi cara. Me tumbé en la cama pensando en qué haría con Justin. Debía encontrarle y contarle todo lo que estaba pasando y lo que iba a pasar en adelante.
¿Por qué no me había buscado ya? Se limitó a mandarme decenas de flores sin dejar verse. Mi corazón ardía en deseos de verle y abrazarle de nuevo.
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Titanium. [Justin Bieber Fanfic]
Fanfiction"Mantuvimos la mirada el uno en el otro y podia jurar que por un momento me senti segura. Pero eso era una tonteria. Todos sabiamos que Bieber no sentia nada por nadie, no tenia ningun tipo de ataduras. De lo contrario seria su ruina, o eso solia de...