Titanium. [Justin Bieber Fanfic]

4.Cosquilleo.

[Justin PV]

Eran las 5 de la madrugada y no había podido conciliar el sueño. Supuse que ya no lo haría. Di vueltas en la cama esperando a que las pequeñas manecillas del reloj del pasillo avanzasen hasta dar las 6.

La cárcel no era nada silenciosa, es más, era el sitio más ruidoso del mundo incluso por la noche. Ronquidos infernales salían de cada una de las celdas de la prisión. Era algo insoportable.

Recordé cuando vivía en mi mansión, con mis amigos, por que al fin y al cabo no eran trabajadores a los que yo les pagaba. Eran verdaderos amigos. Allí por muchos ronquidos que hubiera la casa era tranquila y silenciosa. Aquí parecía que todos lo hacían aposta para no dejar dormir a nadie. Malditos presos...

Entre pensamientos pasé una hora hasta que la manecilla se posicionó en el 6. El odioso sonido del timbre hizo retumbar todo y hacer que algunos saltaran de sus camas...si es que a un colchón asqueroso se le podía llamar así.

Harry seguía completamente dormido, acostumbrado ya a la alarma ésta no le afectaba en absoluto. Me acerqué y le toqué el hombro.

-Tío deja de soñar, ya es hora.- le dije.

Al moverse me dió un golpe con el codo y me eché hacia atrás.

-¿Qué hora es?.- preguntó con los ojos aún cerrados.

-Qué  hijo de puta...¿cómo puedes dormir tanto?.- le lancé un cojín a la cara y me miré en el espejo.

Me había salido un poco de sangre con el codazo que me había propinado en sueños.

-¿Te vas sin despedirte?.-Harry se espabiló y se puso la ropa.

-Claro que no, por algo he recibido un codazo.-le señalé la herida.

-Joder vaya golpe... ¿eso te lo he hecho yo?.- dijo sorprendido.

-Ajam...- asentí con la cabeza y cogí mi mochila con lo poco que tenía allí dentro.

Harry se me abalanzo para darne un gran abrazo y me dió palmadas en la espalda con muchísimo entusiasmo.

-Controla tu fuerza si no quieres dejarme para el taller.- bromeé.

-Lo primero que pises al salir de aquí  no será un hospital.- rió Harry.- a no ser que te gusten las enfermeras.- levantó las cejas y solté una carcajada.

- Nos veremos pronto amigo.- contesté mientras el guardia abría nuestra celda. Me puso las esposas y agarró mi bolsa. Miré por última vez a Harry, me daba muchísima pena dejarle allí solo...¿quién le defendería ahora?

Volteé la mirada hacia el pasillo y prometí en mi cabeza no volver a mirar atrás, no tenía ninguna intención de volver a aquel lugar. Los presos me miraban tras las rejas abucheándome y escupiéndome...incluso maldiciéndome.

Lo bueno es que ellos se pudrirían allí y yo no. Yo iba a ser libre en unos minutos.

En cuanto me quitaron las esposas me dieron una caja con cosas. Las reconocía. Eran mías. En su interior estaban todas las cosas que me habían quitado al entrar en prisión. Todo menos el dinero. Eso si, me dieron parte de ese dinero para que pudiera empezar una vida decente.

Al salir por las grandes puertas traseras, similares a las de un garaje, la luz del sol me deslumbró y cerré los ojos. Sentí el calor abrasador en mi piel y recordé esa sensación de cosquilleo. Suspiré aliviado. Abrí los ojos y decidí que sabía a dónde tenía que ir.

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