24. Respingo.

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[Lucy PV]

-Traeme la llave...ya sabes cual.- le susurre a la recepcionista.

Se agachó y buscó en el mueble, debajo del mostrador, entre uniformes del servicio para encontrar la copia de la llave del despacho de Rolandelli. Ella no sabía que era de su despacho, sino dudo mucho que me la diera. Simplemente me la guardaba haciéndome un favor.

Si la tuviera escondida en mi habitación estaba segura de que desaparecería enseguida pues Ryan se encargaba personalmente de supervisar mi cuarto junto con mi madre. Se iban turnando, igual que para vigilarme y hacerme perder el tiempo con tonterías y entretenerme para que no me diera cuenta de la verdadera situación. ¿Acaso creían que yo era tonta? Claro que me daba cuenta de todo lo que pasaba a mi alrededor, y mucho mejor que ellos.

-Gracias guapa.- le guiñé el ojo y ella me lanzó un beso. Nada más darme la vuelta puse cara rara y suspire. No me atraían las chicas, sin embargo tenía que hacer el paripé un poco con aquella chica para tenerla controlada.

Entre en el ascensor al lado de un chico del servicio.

-¿A cuál vas?.- le pregunté educada.

-Al que usted vaya señorita.- me respondió sumiso con la mirada clavada en el suelo. Demasiado sumiso diría yo. No quise discutirle su comportamiento. Eran ordenes que tenia de Rolandelli asi que no queria causarle problemas. Aun asi me molestaba mucho que me tratasen como si fuese una inutil. El chico esperaba mi respuesta para pulsar el nunero del ascensor.

Sin comentar nada, empuje suavemente su mano y pulsé el número 6. Alli me trataban como una reina o algo parecido, cosa que a mi no me terminaba de agradar.

El ascensor se paró en la planta sexta y el chico esperó paciente a que yo saliera primero del ascensor. Salió detrás mía con cuidado de no estorbarme y se puso a limpiar el polvo de los cuadros y adornos del pasillo.

-¿Por que no bajas mejor a otra planta?.- le sugerí intentando parecer amable.

No quería echarlo de alli pero no me podía permitir tener testigos alli. El chico asintió con la cabeza y volvió a meterse en el ascensor.

Me dirigí al despacho de Rolandelli.
Miré hacia un lado, hacia otro. No había nadie. Saque la llave de mi bolsillo y abrí la puerta para eentrar rápidamente.

Suspiré. Odiaba esa sensación de parecer una ladrona o algo peor. Me puse manos a la obra. Rodee la mesa del despacho y abrí los cajones. Estaban casi vacíos. Sólo había bolígrafos y libretas en blanco.

Llegue al último cajón que me faltaba por revisar. Tire del pomo hacia afuera pero parecía que estaba atascado. Tire con más fuerza de el. Nada. No había manera. Me agachó para mirarlo más de cerca y averiguar por que no se abría. Vi una cerradura...estaba cerrado con llave.

-Cabrón.- insulte a Rolandelli en un murmuro.

Mire a mi alrededor. Tenía varias posibilidades donde buscar la llave del cajón.
Me acerqué a un cuadro enorme que había detrás del escritorio. Al retirarlo vi la pared, tan normal como en cualquier otro sitio del despacho.

Era un escondite demasiado obvio como para ponerlo ahí. Entonces pensé, que lo obvio era lo que nadie pensaba, porque damostró por echo que no estará ahí.

Vi una estantería llena de trofeos. Comencé a levantarlos uno por uno, los toque y observe cada rinconcito de ellos. Al cuarto trofeo que mire descubrí una pequeña tapa en la parte inferior. Estaba pegaba así que la arranque. Del interior salió colgando una llavecita muy pequeña.

Una sonrisa malvada se dibujó en mi rostro. Ya podría abrir el cajón. Hice que la llave girara en la cerradura y tire del pomo. Pesaba muchísimo. Todo lo que no tenía repartido en los demás cajones lo tenía alli metido a presión.

Había muchos papeles así que tuve que decidirme por una carpeta lila que me llamaba mucho la atención. Mire la etiqueta que tenía la carpeta y lei: Bieber.

No tenía tiempo para leer todo lo que tenía la carpeta dentro. Así que elegí otra al azar. Una carpeta negra. Leí la etiqueta: RN

¿Que querrían decir aquellas letras? Me disponía a abrirla cuando escuche un ruido en el pasillo. Cerré rápidamente pero con cuidado el cajón y eche de nuevo la llave. Luego la guarde en su sitio para poder volver otro dia y encontrarla.

La puerta iba a abrirse. Alguien estaba a punto de entrar en el despacho. Mi pulso se aceleró y se me nublaron las ideas. Me agaché para esconderme debajo de la mesa.
Escuche la puerta abrirse lentamente y unos pasos caminar de un lado a otro. Gire la cabeza y vi unos zapatos de hombre negros. No era Rolandelli pues el los solía llevar azul oscuro.
Mire de nuevo hacia la pared y vi la sombra se aquella persona quieta, escuchando. Contuve mi respiración todo lo posible hasta que vi como la sombra desaparecida y la puerta se cerraba.

Solté todo el aire de golpe y salí de mi escondite. Al mirar hacia la puerta vi a Orlando, el guardia de Rolandelli, aguantando el pomo de la puerta. Pegue un respingo al verle y mi corazón se aceleró de nuevo. Me había engañado. No había salido del despacho. Y yo había caído como una tonta. Me había descubierto y ya no tenía marcha atrás.

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¡Hola pequeños titaniums! Como están? Espero que les haya gustado el capítulo, y siento la tardanza en subir. No os olvidéis de comentar y votar, y sobretodo pasaros por mi nueva novela Best Mistake para engancharos con su historia! Jeje Muchos besazooos!!

Titanium. [Justin Bieber Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora