7. Bicicleta.

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[Lucy PV]

Agarré el asa de mi maleta, la única que necesitaba con mis cosas básicas o al menos las que yo consideraba básicas, y salí de la cabaña para acercarme al coche que Ryan había alquilado para viajar.

-¿Has tirado toda la basura de tu cuarto?.- preguntó refiriéndose a las rosas.

Puse los ojos en blanco sin contestarle pues me parecía que callarme la boca me evitaría muchos disgustos y metí mi escaso equipaje en el maletero.

-Te estoy hablando.- insistió subiendo el tono de voz.

-Que sí...- le susurré sin ganas.

-No juegues con mi paciencia Lucy, tengo muy poca.- contestó dando un portazo tras subirse al coche.

Me monté a su lado, de copiloto y durante todo el trayecto estuve pensando en lo cruel que estaba siendo mi hermano. ¿Cómo habíamos llegado a estos extremos?

Evité su mirada todo el camino e intenté quedarme dormida todo el tiempo que fuera posible para no sentir la incómoda necesidad de tener que entablar un conversación con él. Incluso me hice la dormida en un par de ocasiones en las que sentía su mirada posada en mí.

-Ya estamos llegando.- dijo cuando casi amanecía.

-Por fin...- nurmuré aliviada estirando los brazos y la espalda, sobre todo la espalda que estaba sufriendo lo insufrible en aquel incómodo sillón del coche alquilado.

Ryan se puso una corbata sobre la camisa arreglada que llevaba puesta de la que no me había percatado.

Después se acercó con el coche a una parcela, con una verja grande como entrada y pulsó el botón del telefonillo.

-Casa Rolandelli ¿Que desea?.- le contestaron.

-Ryan Dobrev.- pronunció su nombre y las puertas se abrieron automáticamente.

Avanzó con el coche hasta el interior y lo aparcó junto otros autos bastante caros en la entrada.

-¿Y esto?.- pregunté sin entender aún que hacíamos en ese lugar tan fino.

-Ahora lo verás. - me sonrió brevemente.

Le seguí hasta entrar en un salón que mas bien era la recepción. Aquello podía ser un hotel perfectamente pero no tenía el ambiente típico de un hotel de barullo, turistas y camareros corriendo de un lado a otro como locos para hacer que sus clientes se sintieran a gusto.

-Espérame ahí sentada y no te muevas por favor.- me pidió Ryan casi suplicándomelo.

-Te haré caso. Ve tranquilo.- le prometí para después ver cómo entraba en un despacho.

Cuando ya llevaba más de diez minutos allí sentada, siendo vigilada por cámaras y personal, Ryan salió del despacho, o mas bien le estaban echando.

-Se lo pido, deme una oportunidad señor Rolandelli .- rogaba.

-El tema está zanjado.- concluyó un hombre algo mayor que le estaba empujando para que saliera.

-¿Ryan pasa algo?.- me dirigí hacia allí para intentar ayudarle.

-¡Te dije que te quedases sentada!.- me gritó perdiendo totalmente los nervios delante de todo el mundo.

-¿Ésta es tu hermana?.- preguntó el hombre mirándome interesado por razones que yo desconocía.

-Lo siento, no volveremos a molestarle señor Rolandelli .-se disculpó Ryan.

-Bueno hombre, quizás podamos llegar a un acuerdo, pasa, pasa.- le ofreció entrar de nuevo en el despacho.

Me senté otra vez en una silla y observé más detenidamente la amplia sala. Pasó una mujer con pinta de secreraria por enfrente mía. Segundos despues en otra dirección pasaba otra similar. Y luego otra, y otra. ¡Todos los trabajadores resultaban ser mujeres! Llevaba más de media hora metida en esa mansión y no había visto ningún otro hombre que el tal Rolandelli, aparte de la voz del mayordomo que contestó al telefonillo antes de entrar.

Titanium. [Justin Bieber Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora