Titanium. [Justin Bieber Fanfic]

10. Boom.

[Lucy PV]

-Estás estupenda .- me alagó Ryan tomándome del brazo.

No le contesté y tampoco a él le importaba mucho si lo hacía o no. Mi hermano había cambiado demasiado. Ya apenas le reconocía.

Caminamos entre la multitud de invitados de Rolandelli. Todos eran altos cargos de la sociedad y gente muy importante del país, incluso de otros países. Allí las mujeres no eran mujeres, eran juguetes, marionetas que los hombres manejaban.

¿Estaba dispuesta yo a ser una más de ellas?
La respuesta rondaba por mi mente todo el tiempo mientras observaba el lugar.

Del techo colgaban grandes lámparas tipo arañas, y todo brillaba. Sobre todo eso. Todo, absolutamente todo deslumbraba. El lujo del lugar estaba en el ambiente, tanto que se podía hasta respirar.

Los camareros eran elegantes tambien a pesar de ir de uniforme y de ser simples criados. Ofrecían pequeños manjares de comida y copas de champán a todos los presentes en la sala. Se movían con las bandejas en equilibrio con agilidad. Para mí eso eran tareas imposibles.

Estaba claro que ese no era mi sitio. Entonces, si yo no podía ser una criada...¿quien sería? Porque tenía claro que tampoco formaba parte de aquella sociedad de altos cargos y dinero.

Llegamos al lado de del "gran" Rolandelli, que era muy bajito, al menos si yo iba en tacones. Estaba fumandose un puro. Acercó su apestosa boca y amarillento bigote a mi mejilla para saludarme.

-Está muy buena tu hermana Ryan.- le dijo como si yo no estuviera delante escuchandolo.

-¿Perdona? Estúpido viejo baboso...- pensé para mis adentros. Sí lo hubiera dicho en voz alta no creo que hubiera durado ni tres segundos allí dentro.

-Supongo que sí, tiene que estar a su altura señor Rolandelli.- le contestó mi hermano el sumiso.

Puse los ojos en blanco y miré hacia otro lado buscando entretenimiento. Entonces vi como la mujer que nos había recibido al llegar me miraba fijamente tocandose el pelo. Estaba claro que estaba tonteando conmigo.

Durante todo el rato me mantuve fuera de las conversaciones. Sola y aburrida. Estaban tan entretenidos que ni se dieron cuenta de que me había ido de allí.

Me acerqué haciéndome la interesante a la chica coqueta.

-Quizás puedas ayudarme.- le susurré al oído siguiéndole el juego. Tras hacer el esfuerzo de coquetear con ella, le enseñé la dirección que Karl me había dado, donde se suponía que debía estar Justin.

Ella, complaciente, me explicó donde estaba esa dirección y yo le recompensé dándole un beso en la mejilla y regalándole un anillo muy caro que Ryan me había hecho ponerme.

Para mi sorpresa, descubrí que el lugar estaba justo en frente del hotel.

Miré desde lejos a Ryan. Estaba distraído con sus colegas nultimillonarios, abriéndose hueco entre billetes.

Salí por la puerta giratoria del hotel dejando atras toda esa falsedad del mundo. Afuera hacía más frío, al menos hacía fresco para como yo iba vestida.

Crucé rápida la carretera y delante de la puerta de metal del gimnasio había varios tíos, tatuados, con pelos largos y revueltos, con sus motos.
Todos me miraron el pasar entre ellos y dijeron algunos piropos no muy apropiados a mis oídos.

Una vez dentro me abrí camino entre la gente. Tenían una buena fiesta montada allí. La mayoría eran tíos musculosos y sudados aunque tambien había bastantes mujeres y algunas igual de musculosas que los hombres.