la guardaespaldas

Cap 31

Eran las nueve de la mañana solo había dormido un par de horas, decidí levantarme cansada de tanta vuelta en la cama esas vueltas de desveló no me gustaban, me gustaba dar vueltas en la cama con ella pero ya me había hecho el ánimo de que era un imposible, me di una ducha refrescante, me puse ropa cómoda y en la que pudiera pasar desapercibida y que nadie me conociera, baje a la cocina me prepare el desayuno mi cocinera estaba de vacaciones ya que yo ahora mismo no debería estar en casa.

Encendi la cafetara primero un café, zumo de naranja vitaminas para empezar el día con dos tostadas cuando mi amiga Ana entró en la cocina.

-Mmmmmm qué bien huele habrá para mi también?

-Hay café hecho que por la cara que llevas se nota que no has dormido mucho por cierto buenos días.

-Buenos días Jefa.

Me da un beso en la mejilla para después robarme mi tostada, se sirve su café y se sienta y yo enfrente de ella.

-Yo por lo menos no he dormido por algo bueno, sexo y del bueno pero tu no es por lo mismo.

-Si quiero sexo tendré que unirme a vosotras.

-Cuando quieras ya lo sabes.

-No podría mirarte a la cara luego, por cierto donde está tu chica?

-Me ha dejado aquí y se iba al hospital, aun no me creo que tenga una hija la estirada, nunca la había visto tan mal con lo seria que es, te ha dicho algo?

-Nada, no tiene padre es lo único y que no diga nada.

-Pero por que?

-No lo se ya sabes como es Malú hermética y como estamos ahora las dos no creo que me cuente nada y tu novia no te ha dicho nada?

-No, dice que no es cosa de ella.

-Bueno me acompañas?

-Donde?

-Al hospital tengo que conocer a una niña de seis años.

-Estas segura?

-Se lo prometí la niña es mi fan y yo no puedo defraudarla.

-Iré contigo.

Me puse una gorra y unas gafas de sol, subimos al coche Ana y yo detrás delante mi seguridad, antes de llegar por el hospital vi una tienda de juguetes.

-Parar parar, tengo que comprarle algo a la niña, no puedo ir con las manos cacias.

-Señorita no debería.

-Voy de incógnito y a estas horas no hay gente.

-Iremos con usted.

-De acuerdo.

Los cuatro nos metimos en ese gran almacén de juguetes y madre mía lo que disfrute, nunca había estado en uno, mis padres nunca me habían llevado y después cuando empecé a ser  conocida  ya fue imposible, tampoco tenía sobrinos y al paso que iba mi hermano lo veía crudo aúque por dentro siempre he pensado que alguno ilegítimo sin reconocer debía de tener, era muy capullo y capaz de desentenderse de su propia sangre, sería lo que le había pasado a Malú, un amor que la dejó cuando más lo necesitaba y por eso se había hecho esa coraza por eso no creía en el amor, que capullo podría haber dejado sola y desamparada a esa pedazo de mujer.

-Mira te gusta eso?

-Ana la niña tiene seis años, me gustaría llevarle algo que lleve siempre.

-Tu lo que quieres es que no te olvide, así disfrutar de su madre.

-Muy imposible lo veo, pero no sé Ana no la conozco y es como si estuviera unida a ella.