Capítulo 31.

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Sollozando, Wei Ying observó la bonita mariposa de color dorado que descansaba en su mano, la cual estaba hecha de su energía espiritual. En silencio, se quedó mirando la mariposa mensajera por varios minutos en silencio, sin saber bien que podía o debía decir.

"¿Estas aun ahí?" Preguntó Wei Ying, mirando fijamente la mariposa.

Sabía que era una mala idea, lo supo desde el minuto que dejo la cabaña en la que Jiang Cheng y el mismo vivían, pero ya no podía aguantar más. Jiang Cheng aún se encontraba muy débil, y necesitaba calma para recuperarse, así que a pesar de que Wei Ying sabía lo que había pasado con todos los Lan, no podía llorar frente a su hermano, no podía hacer algo como eso para preocuparlo. Así que a pesar de todo el dolor que sentía en su corazón, Wei Ying debía sonreír todo el día frente a Jiang Cheng, muriendo del dolor de pensar que su alfa estaba muerto pero sin demostrarlo.

"¿Qué debería decirte ahora? Lan Zhan... Estoy perdiendo la esperanza" Susurro Wei Ying, mirando la mariposa fijamente: "¿Hay una vida después de la muerte? Hay tantas cosas que aún no he hecho contigo, tantas cosas que no te he dicho, que yo solo... Quisiera más tiempo, quisiera tener más tiempo a tu lado, te necesito tanto... Por favor... Es solo que todo esta tan mal ahora, yo solo... Tal vez si te doy un abrazo entonces todo estará bien..."

En ese punto, Wei Ying no estaba seguro de si estaba hablando con Lan Zhan o si estaba rogando a algún tipo de poder superior, en medio de sus sollozos para intentar suplicar por la vida del hombre que amaba tanto, suplicando por más tiempo.

"Ven por mi Lan Zhan, no importa cuando, no me importa si tardas mucho, solo... Ven por mí, por favor no me abandones, yo voy a esperarte siempre... Vamos a esperarte por siempre" Susurró Wei Ying, tocando su abdomen suavemente: "Aun después de la muerte, yo solo voy a amarte a ti por siempre. Te amo, Lan Zhan".

Y sintiendo como una gota de agua caía sobre la palma de su mano desde el cielo, Wei Ying cerró los ojos y dejo que la mariposa se elevara de su mano. Aquel era un día muy malo, desde la noche anterior que el cielo se había cubierto de nubes negras, que amenazaban con una gran tormenta. Wei Ying sabía que no debía salir ese día, mirando el mal clima y las pequeñas tormentas aisladas que se dieron durante todo el día, se repitió mil veces que debía quedarse en casa con Jiang Cheng; pero no pudo hacerlo.

Viendo como la gotas de agua comenzaban a caer con más fuerza, a pesar de que él hubiera querido quedarse ahí por más tiempo para poder llorar solo, Wei Ying finalmente soltó un suspiro de fuerte resignación, y sacudiendo su sombrero de paja, volvió a ponerlo sobre su cabeza para comenzar su regreso a la pequeña cabaña que estaba en el bosque. Para ello tendría que cruzar toda la ciudad de Yiling en medio de la lluvia, con lo cual seguramente se mojaría, pero eso poco le importaba en ese instante, dejándose llevar por la desesperanza y el dolor que estaba sintiendo.

Wei Ying sabía que no podía salir esos días, porque por sí mismo había podido comprobar que los miembros de la secta Wen habían llegado a Yiling. Por un mensajero de Wen Qing, la propia líder de la secta Yiling Wen le informó que varios miembros de la secta estarían en la ciudad, así que por su propia seguridad y la de Jiang Cheng no le recomendaba salir a ningún lugar. Y aunque por un par de días Wei Ying siguió aquellas instrucciones a la perfección, tras aguantar tanto el dolor, simplemente no pudo más y tuvo que buscar a su alfa, ya que necesitaba hablar con él y mandarle un mensaje.

Con la mirada baja, Wei Ying caminó lentamente por la ciudad de Yiling, mientras la tormenta aumentaba y caían gotas al piso de forma abundante, lo que hizo que todos los comercios cerraran y todas las personas regresaran a sus casas; dejando a Wei Ying solo por las calles.

Perdido en sus pensamientos, Wei Ying levanto la mirada al cielo por un instante, cuando por si propio instinto se dio cuenta de que había un aleteo muy extraño sobre su cabeza. Así que levantando la mirada, a pesar de la lluvia, Wei Ying observó la mariposa mensajera que él había mandado hace pocos minutos. Eso se le hizo muy extraño, ya que por lo general la mariposa se metía entre las nubes para ir en dirección al este, sin embargo en esta ocasión estaba volando bajo, y aparentemente seguía la misma dirección que Wei Ying.

Mi joven amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora