Capítulo 38.

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Gimiendo con dolor, Wei Ying volvió a removerse en la cama, luciendo realmente adolorido a pesar de su inconsciencia. Realmente preocupado, Lan Wangji solo pudo sostener la mano de su omega con cuidado intentando tranquilizarlo, aun cuando sabía que no podía.

Después de la reunión de los clanes, Lan Wangji tomó a Wei Ying en sus brazos y lo llevo a la habitación privada del omega en Lotus Pier, de donde se negó a ser expulsado. Aun cuando su actitud era reprochable, ya que no era bien visto que un alfa estuviera en una habitación con un omega, nadie en la secta Jiang hizo algo para impedirlo, pues sabían que Lan Wangji volvería a pelear si lo intentaban.

Encerrándose en la habitación con su omega, Lan Zhan logro tranquilizar a su alfa para permitir que un solo curandero entrara a tratar las heridas del mayor. Aun sitiándose bastante descontrolado después de su celo, Lan Wangji se quedó al lado de su omega sosteniéndolo, mientras permitía que aquel curandero tratara sus heridas. Ardiendo en furia al ver como aquel hombre quitaba la poca ropa de Wei Wuxian y no solo trataba su espalda herida por los azotes, también trataba su maltrata entrada; Lan Zhan tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no atacar al curandero beta, presionando fuertemente la mandíbula y sosteniendo a Wei Ying con delicadeza.

Mientras que el omega, el cual estaba demasiado débil después de tanto, no había despertado desde que fue azotado y simplemente se dejó hacer, soltando algunos quejidos cuando sentía sus heridas ser tratadas, y sosteniéndose fuertemente de Lan Zhan por el dolor.

En lentos minutos, en lo que avanzaba la tarde, aquel curandero beta se tomó su tiempo tratando los finos pero profundos cortes que tenía Wei Wuxian en la espalda. Poniendo hierbas y pomadas naturales para favorecer la pérdida de la hinchazón. Terminando de atender su espalda, el curandero tomo algunos paños tibios y comenzó a pasarlos delicadamente por las piernas de Wei Ying, logrando obtener un gruñido por parte de Lan Zhan, el cual inevitablemente se había puesto celoso.

"No debe hacer eso" Pidió Lan Zhan con seriedad: "Yo me encargare de limpiar el cuerpo de mi omega".

Sonriendo y haciendo una reverencia, el comprensivo curandero respondió: "Disculpe mi atrevimiento, Hanguang-Jun".

Sin decir más, intentando no enfurecer al alfa, el curandero comenzó a tratar la entrada herida del joven omega. Poniendo ungüentos y asegurándose de que la herida no fuera demasiad profunda, supuso que sanaría bien con un poco de cuidado. Terminando de curar las heridas graves de Wei Ying, el curandero cubrió el cuerpo desnudo del omega con una sábana, tomando algunos inciensos medicinales para encenderlos en la habitación y girándose de regreso a la cama, el curandero beta le entrego una pomada medicinal a Lan Zhan.

"Hanguang-Jun, por favor intente que el joven maestro Wei no se esfuerce ni se levante de la cama. Las heridas del látigo de disciplina de los Jiang son bastante severas y necesitara reposo por un par de días. Yo volveré mañana para ver sus heridas y volver a tratarlas, mientras que usted después de limpiar su cuerpo, deberá poner esa pomada calmante sobre los golpes y las heridas que encuentre en su piel" Explicó aquel curandero.

Tomando aquella pomada de las manos del curandero, Lan Zhan rápidamente hizo una reverencia: "Muchas gracias por sanarlo".

Asintiendo con calma, el curandero se puso de pie y tomo sus cosas para también corresponder con otra reverencia: "Sean cuidadosos, jóvenes maestros".

Sin decir nada más, aquel curandero se retiró de las habitaciones personales de Wei Wuxian, para luego dirigirse de inmediato a las oficinas de los líderes de la secta, donde debía informar sobre el estado y la condición de su hijo.

Viéndose solo de nuevo con su omega, Lan Zhan finalmente pudo relajar su posición. Sabiendo que no podía descansar mucho ya que aún tenía que tratar el cuerpo herido de Wei Ying, Lan Wangji únicamente se quedó en su sitio por algunos minutos más, admirando el rostro tranquilo y dormido de su dulce omega, admirando su belleza. Dándole un suave beso en la frente, Lan Zhan finalmente se bajó de la cama, y arreglando sus túnicas se dispuso a seguir las órdenes de aquel curandero.

Mi joven amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora