Capítulo 39.

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En silencio, Wei Wuxian evitaba mirar a su lado en medio de la calle, comiendo lentamente el pastel que había comprado, intentando evitar la incómoda situación en la que estaba ese mismo instante.

"¿Terminaste la comida que te di?" Le preguntó Wei Ying a Wen Qing, girándose hacia ella.

"Lo hice, Wei Gonzi, en verdad muchas gracias" Respondió la joven, también visiblemente incomoda.

"¿Quieres comer mi último pastel?" Preguntó Wei Ying.

"No es necesario, joven maestro..."

"Yo insisto, yo no... Tengo tanta hambre" Mintió Wei Ying.

A pesar de que Wen Qing estaba realmente hambrienta, quería mantener la compostura, pero finamente viendo el último pastel caliente que Wei Wuxian le ofrecía, el hambre le gano a la decencia, y la joven finalmente aceptó, tomando el pastel de las manos de Wei Wuxian con ligera rapidez.

"Muchas gracias, joven maestro" Dijo la joven, haciendo una corta reverencia.

Y aunque la joven Wen había intentado hacer la situación menos incómoda para ambos, en ese intento había hecho completamente lo contrario, consiguiendo que Wei Ying volviera a sentirse mal por la situación.

Pero manteniendo la compostura, y sonriendo con suavidad, Wei Ying le dijo: "Ni lo mencione... Señorita Wen..."

Volviendo a concentrarse en el pastel que tenía en las manos, el único que había podido comer, Wei Ying miró de reojo a la joven Wen, la cual sentada en el piso, no tenía ni una pizca de la apariencia y la gloria que Wei Ying conoció cuando ella era la líder de una secta.

Ahora Wen Qing parecía un mendigo cualquiera, como muchos de los otros que ahora rondaban toda Lanling y la torre Koi. Y al verla, Wei Ying no podía evitar sentir cierto predicamento, en su tiempo Wen Qing fue una poderosa líder de una secta, Wei Ying no tenía idea del poder total de la joven en la secta Wen, pero si sabía que era lo suficientemente poderosa como para comandar en una ciudad entera y haber protegido a dos fugitivos incluso de su propia secta.

Y había un problema en eso... Ya que todos los líderes de la secta Wen debían ser encarcelados y enjuiciados por sus crímenes, la cual era la última orden dada por las sectas que ganaron la guerra contra el sol.

A Wei Ying no le interesaban esas tonterías políticas, las nuevas normas y castigos que habían impuesto a la secta Wen. Sabía que su familia estaba en contra, pero aun así él se había mantenido apartado, sabía que a nadie le gustaría tener su opinión al respecto, y mientras no lo molestaran a él o a Lan Zhan, Wei Ying pretendía ser completamente imparcial ante lo sucedido.

Después de todo él ya había obtenido su venganza, lo que sucediera después... Era algo que solo el destino decidiría.

Pero Wei Ying sabía y tenía muy claro que a nadie le haría gracia saber que él se había encontrado con un líder prófugo de la secta Wen, aún más, que había ayudado a ese líder. Así que Wei Ying estaba dudando, ¿Qué era lo correcto que debía hacer? ¿Debía entregar a Wen Qing? ¿O simplemente marcharse intentando fingir que no había vuelto a encontrarla?

"¿Qué haces por Lanling?" Preguntó Wei Ying, aun perdido en sus pensamientos: "No quiero sonar grosero, pero no es el mejor lugar para una persona de tu secta..."

"Lo sé, joven maestro. Pero estoy buscando a mi hermano menor, Wen Ning, ¿Lo recuerda? Es un joven alfa, lo conoció en mi secta cuando vino a refugiarse aquella noche" Respondió la joven.

Sonriendo con suavidad, Wei Ying respondió: "Wen Ning... Claro que no recuerdo, ¿Cómo podría olvidarlo?"

Wei Ying aun recordaba a ese pintoresco alfa, el cual conoció una tarde mientras espiaba a Wen Xu. Un recuerdo acido de lo que para Wei Ying en algún momento significo una vida mejor, cuando la guerra aún no había iniciado, y él era otra persona.

Mi joven amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora