Capítulo 27.

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Con paso firme, mientras las maderas algo dañadas de los pisos de los pasillos de Yunmeng bajo sus pies crujían, Wen Zhuliu se dirigió a una de las habitaciones más apartadas de toda la secta, la cual debido a su lejanía con el área principal, no fue destruida o saqueada por los miembros de su propia secta. Acercándose a ese sitio, el fundidor de núcleos encaró una ceja, observando como los guardias de su misma secta dormitaban en sus puestos de trabajo, sin cumplir su único deber: Cuidar de esa habitación.

Tosiendo ligeramente, Wen Zhuliu despertó a esos tontos discípulos de la secta Wen, quienes alarmados al ver de quien se trataba, rápidamente se pusieron de pie e hicieron una reverencia, saludando de esa forma a su superior; temiendo ser reprendidos por haberse dormido en el trabajo.

"¿Alguna novedad?" Pregunto Wen Zhuliu con seriedad, mirando a ambos guardias.

"No mi señor, su omega sigue durmiendo pacíficamente, y nadie se ha acercado aquí" Respondió uno de los guardias.

"¿Están seguros?" Cuestionó Wen Zhuliu, recordándoles a ambos muchachos que los descubrió durmiendo.

Sin decir nada más, ambos jóvenes solo bajaron la cabeza con cierto arrepentimiento, temerosos de lo que podía suceder a continuación. Sin embargo manteniendo la calma, Wen Zhuliu solo agregó: "No quiero volver a encontrarlos dormidos, no mientras cuidan a mi omega. Si vuelvo a verlos descansando, arrancare sus núcleo dorados de sus cuerpos de la forma más lenta que pueda"

Tragando saliva, entendiendo que aquella amenaza era real, ambos guardias rápidamente aseguraron: "No volver a suceder, señor".

Entendiendo que su mensaje fue bien recibido, Wen Zhuliu siguió su camino pasando de largo a esos tontos guardias, entrando en dicha habitación, pasando al interior y cerrando la puerta detrás de sí mismo.

Ya dentro de ese lugar, su expresión de ablando de inmediato, mientras sentía las suaves feromonas de Jiang Cheng, las cuales todavía se desprendían de su cuerpo tras el celo forzado al que fue sometido, y al cual su alfa había comenzado a reaccionar tras Jiang Wanyin volverse su omega. Dejando su espada en la puerta, con un paso lento ingreso en la habitación, hasta la cama que había ahí, manteniendo la mirada baja en todo instante.

Lo que le hicieron a Jiang Wanyin en el centro de su propia secta fue un acto brutal, ya que en medio de todo el proceso, Wen Chao tomó el látigo de disciplina de los Jiang y azotó a Jiang Cheng cada vez que este se resistía a algo, llegando a romperle una costilla y a dejar varias heridas profundas en todo su cuerpo; como si el segundo hijo de la secta Wen disfrutara ver sufrir a ese pobre omega. Quedándose a su lado, Wen Zhuliu solo podía usar su voz de alfa para mantener quieto a Jiang Cheng cada ver que su amo se lo ordenaba, pero aun usando su voz de alfa, Jiang Cheng tenía una voluntad tan fuerte que terminaba moviéndose y gritando aterrado, ganándose golpes y azotes.

Jiang Cheng y Wen Zhuliu se vincularon desde el primer momento que empezó aquella tortura, así que durante todo el proceso, Wen Zhuliu pudo sentir en carne viva todo el dolor y miedo de Jiang Cheng. Y aunque su alfa rugía de furia, queriendo proteger a su omega, Wen Zhuliu mantuvo la cabeza baja, presionando los dientes adolorido, mientras se encargaba de seguir las ordenes de sus superiores.

Así que cuando todo finalmente terminó, Jiang Cheng fue llevado de inmediato a esa habitación alejada, donde fue tratado de emergencia por los curanderos de la secta Wen, quienes incluso temieron que pudiera morir por sus heridas. Sin embargo como si fuera un milagro, aquellos curanderos consiguieron estabilizar al omega y mantenerlo con vida, aunque pidieron su traslado de inmediato a Qishan Wen, pues Jiang Wanyin aún no había sido curado por completo, y necesitaban mejores implementos médicos que los que pudieron encontrar en Lotus Pier para tratarlo. Así que se destinó su viaje a Qishan para la mañana siguiente, en compañía de Wen Chao y Wang Jiao, además de su alfa Wen Zhuliu.

Mi joven amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora