Sex, Alcohol, Drugs and Love. ( EN EDICIÓN)

31. Lejos de todo.

⚠ ADVERTENCIA ⚠ Quiero aclararles que esta historia tiene contenido sexual explícito. Palabras ofensivas, lenguaje vulgar, humillación verbal y física, violación y agresión. Si no eres apto para este tipo de historias, lo mejor es no seguir leyendo.

Si no, te invito a que sigas leyendo.
¡Disfrútenlo! ♥️

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Pov Gun.

La brisa me acaricia el rostro y hace que mi cabello se mueva con el viento que está pegando. El aire que se respira es tan puro que no puedo abrir los ojos porque disfrutar de esto es lo más maravilloso que me ha pasado en la vida, después de aquel atardecer que recuerdo como un sueño. Me permito respirar, acariciar con la llema de mis dedos esa corriente que parece tocar cada parte de mi cuerpo.

Poco a poco, sin querer hacerlo, abro los ojos para poder apreciar nuevamente este lugar que me ha acompañado durante un tiempo. Un cielo despejado, un clima asombroso, un viento espectacular y el silencio que dejó de ser desagradable para convertirse en mi cosa favorita.

No quiero saber el tiempo, no me interesa saber los días, las horas ni los minutos que llevo aquí, contemplando esta maravilla que parece un sueño hecho realidad. Uno del cual me costó tanto adaptarme, de ese que no supe valorar hace tanto tiempo. Dicen que el cielo es maravilloso cuando llegas a él, pero nunca pensé que estar tan cerca de uno sería la respuesta a todo lo que los creyentes de Dios, o el todopoderoso predican. Para mi, este es mi cielo, en mi corazón la única cosa que verdaderamente creo es en el poder de unas cuantas palabras y de la destrucción de otras.

En el fondo, se que esto es lo que necesito, se que no quiero volver atrás y ver todo el infierno que me esta alcanzando, por eso me permito idealizar estos paraísos, estos maravillosos aires que recorren mi cuerpo, ese cielo azul que existe en mi mente y ese viento escandaloso que me alborota el cabello. Pero la verdad, la maldita y jodida realidad es que el cielo azul, es una pared medio pintada con unas nubes casi grises. El aire que recorre mi cuerpo con violencia es un ventilador de poca monta que tengo muy cerca de mi porque el jodido calor es insoportable. Y la tranquilidad que siento me lo da una botella de vodka puro, unas pastillas de éxtasis y un porro de marihuana que me hace alucinar.

Aquí el tiempo no cuenta, las horas no valen y los segundos son tan sagrados a la hora de beber, drogarse y follar, que pareciera no tener ni un solo tiempo, ni un solo minuto para pensar en el placer que otros le dan a mi cuerpo inerte.

— Me gustas tanto... — susurra la voz a mi lado y sin mirarle le regaló una sonrisa siniestra.

— ¿Enserio? — preguntó con ironía. — Espero no te enamores de mi, porqué soy capaz de arruinarte la jodida vida de mierda que seguro cargas. — lo miro de reojo y ni siquiera sé si es guapo por el efecto en mi o por que esta vez tuve la suerte de encontrarlo.

Que ironías de la vida, cuando parece que todo estará bien, que toda tu asquerosa vida está siendo reparada por personas amables, que aparentar quererte y cuidarte, el mundo se encarga de decirte a la cara lo jodidamente imbécil que eres. Una persona marchita, un chico alcoholico, drogadicto y aferrado al sexo con cualquier cosa que se mueva. Eso es lo que soy, lo que siempre seré.

Además, soy un asesino que por suerte no ha sido descubierto, un tipo sucio que ha dejado que no solo su amado padre lo abusara, sino que ahora deja que cualquier hombre lo manosee a su antojo porque ya la vida no le importa como hace algún tiempo. El alcohol es lo más cercano a un abrazo, las drogas son perfectas para transportarme a lugares increíbles, como mi recordado y casi olvidado atardecer. Y el sexo, siempre sera la parte sucia de mi pasado. Sexo desmedido y estupidamente, sexo con protección.