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-Solo necesito un pequeño momento mas a solas- dijo la chica  a lo que la anciana mujer asintió
-estaré esperando con Eleonor en el auto- respondió Christine caminando por el pequeño sendero del cementerio, Merceline se quedó una vez mas sola junto a la tumba de Clint
-escucha... si de alguna forma puedes oírme, yo... lo conseguí  mi presentación fue un éxito, c-como me hubiese encantado que pudieras verlo con tus propios ojos... Clint...- las lagrimas en el rostro de la chica comenzaban a empañar nuevamente sus gafas, aquello le resultaba especialmente molesto- en cada parte de mi acto... en cada momento... estuve pensando en como lo pasamos aquella vez que tuvimos una hermosa cita juntos... no he dejado de pensar en ti ni un solo momento, quiero decirte Clint que yo...- estuvo por decir unas palabras pero el dolor en su alma fue demasiado, no puedo completar la frase solo jadear y llorar en el acto- 
sea donde sea que estés... espero que te encuentres bien... amor mío ojala pudieras responderme...- dijo finalmente dándose media vuelta y marcharse al auto donde esperaban Eleonor y Christine.


Una tenue melancolía y depresión se dibujaban en el rostro de Merceline, por su mente no se sentía como la feliz y pretenciosa chica famosa que se supone debía ser, observaba por la ventana del auto de la señorita Eleonor el camino de vuelta a su casa, otro sitio con un silencio espectral y desolador, quizás esta era el verdadero duelo del que todos hablaban cuando alguien muere... luego de un tiempo azota fuertemente la soledad y la ausencia de ese alguien, Merceline lo pensaba así quizás sus esperanzas estaban muertas al igual que aquellas rosas blancas. El cielo nublado cubrió por completo y el auto de Eleonor pasó junto al gran teatro de nuevo, ese lugar tan sombrío a pesar de haber sido remodelado, siendo mas como un zombie; un no muerto, Merceline sostuvo en sus manos el collar... acaricaba con su dedo pulgar la figura del lobo blanco.

Al caer la noche Merceline no podía conciliar el sueño, la soledad abismal de su gran casa, a pesar de que su padre estaba con ella en esa casa... por alguna razón sentía que no podía verlo, algo en él le asustaba un poco, se sentía sola e indefensa, su corazón estaba ahora hecho trizas, ¿de qué servían entonces tantos elogios y esfuerzo? al finar era tan infeliz...
-desde que dejé el cementerio me he sentido observada, especialmente de un rato para acá... quizás me estoy volviendo loca- dejó sus gafas en la mesita junto a su cama y salió al pasillo para ir al baño antes de dormir, al volver a su cuarto una fría brisa golpeó su cuerpo, la ventana... estaba abierta con las cortinas danzando levemente al movimiento del viento, Merceline la cerró y justo al darse vuelta algo llamó poderosamente su atención, un sobre blanco acomodado sutilmente bajo sus gafas
-definitivamente estoy... enloqueciendo- se dijo a si misma sosteniendo el sobre en sus manos, lo primero que pensó era que tal vez su padre lo había dejado ahí cuando ella salió al baño pero... eso no era posible, su padre no era la clase de personas que hacen algo así, el directamente hubiese ido con ella y hablar, sea cual sea la situación, temerosa se colocó sus gafas, encendió la lámpara de la mesa y... un abrumador escalofrió recorrió por completo su cuerpo, su corazón se sentía como un gran hueco en el pecho y pareciera como si sus entrañas se amontonaran todas en su garganta una vez leyó lo que decía en aquél sobre...

"amada Merceline...

Discúlpame si mis palabras son mas breves de lo que realmente yo desearía que fuesen, pero así tiene que ser, lo primero que debo decirte es que tu debut me impresionó bastante, no cabe duda... yo estuve ahí y lo vi todo,  tu dulce canto me hizo viajar en un mar de emociones que yo creí jamás sentiría, la visita del día de hoy me hizo sentir muy feliz, cuidé de tus hermosas rosas lo mas que pude, pero estas se marchitaron con el paso del tiempo, se supone que algunas normas me impiden hablar contigo... pero me parte el corazón verte llorar así por mi culpa, no pude evitarlo una vez que me pediste una respuesta, no te dejes doblegar por la agobiante realidad, pues yo no me ido a ninguna parte... vivo en tu corazon, vivo en tus recuerdos... no importa que tan lejos vayas, donde te escondan... me llevas contigo, y apareceré... cuando realmente me necesites, 

con amor...

-Clint Torrance- " 

El fantasma de la opera (versión mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora