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"este lugar cuenta con muchos escondites y pasadizos secretos"

Clint avanzaba acompañado por el autentico fantasma quien le guiaba con la luz de un candelabro de mano con tres velas encendidas

"mi padre temía que la gran guerra llegara a ciudad central, por eso hay tantos pasadizos secretos, pero solo uno de ellos es el mas importante"

Ambos descendieron tras un muro corredizo por unos olvidados escalones de piedra cubiertos en un manto de polvo viejo, telarañas adornaban el paso, sus pisadas hacían eco y un extraño aroma a humedad impregnaba en el sitio, acompañado de eso el sonido de agua corriendo. Clint con la ayuda de candelabro vio el sitio con mayor atención

"hay cuatro caminos que llegan a este sitio, Clint... este lugar fue construido como un refugio secreto por si la gran guerra llegaba a ciudad central, ahora es el escondite donde tu te refugiarás, esta gruta subterránea fue encontrada hace mas de 300 años, mi padre con la ayuda de sus trabajadores la reconstruyeron hace 100, este  rio que corre por aquí sale al antiguo barrio frances, nadie mas que tu sabe de este sitio, ahora tu eres un fantasma, un ente sobrenatural que atraviesa las paredes, que es escuchado sin ser visto, que es inmortal... que todo lo puede ver y oír dentro de este lugar, solo hay una regla Clint... no puedes abandonar... el gran teatro de ahora en adelante".

Clint se puso la mascara blanca cubriendo el rostro deformado por un amargo pasado, observo  a Merceline ensayando desde el palco 5... tras las sombras, algo en ella hizo sentir un pequeño sentimiento de amor, se veía tan hermosa... rápidamente su atención se puso en un par de hombres que pasaban por detrás de las butacas vacías, uno de ellos era Faustus Dant y el otro era un hombre delgado, de lentes grandes y poco cabello, el nuevo y joven fantasma se dio vuelta listo para su siguiente acto.

Faustus se sentó en uno de los asientos traseros en compañía de aquel hombre que resulto era su contador, se le notaba muy preocupado y tenía grandes motivos para estarlo
-señor, entienda que... sus fondos... su fortuna está... en un gran riesgo, el mantenimiento de este lugar resulta mas costoso que las ganancias obtenidas de las mas recientes presentaciones-
-¿acaso usted esta diciendo que mi hija no tiene el talento necesario para traer al la gente requerida?- pregunto Faustus observando al escenario
-por supuesto que n-no señor, su hija verdaderamente posee una voz magnifica pero no estamos cubriendo los gastos, l-la situación es que esta drenando mucho dinero de su fortuna, 
algunos vienes quizás no puedan recuperarse luego de esto-
-la siguiente obra, la de diciembre es la mayor apuesta a todo, veras que todo saldrá bien- el contador observaba la expresión de Faustus, definitivamente no estaba prestando atención,  parecía como si esperara algo mas en los ensayos de su hija. 

Mientras en el escenario Merceline interpretaba una escena del engaño de invierno que le estaba causando problemas, en dicha escena el personaje de Merceline llamada Sylvie se enfrenta a su terrible hermanastra la cual esta enamorada del mismo hombre que ella, en este caso era Katie la hermanastra mala
-no puedo mas con la angustia sylvie... así que debes decírmelo de una vez tu... ¿estas enamorada del duque también?- dijo Katie, sus ojos mostraban genuino desagrado a Merceline mas allá de interpretar un simple papel
-no puedo ocultarlo mas Eliza... no solo estoy enamorada del duque, el me ha declarado su amor- pero las palabras de Merceline no sonaban como debía ser, las cosas que habían pasado recientemente le estaban afectando... Christine detuvo el ensayo lo cual molestó aún mas  a Katie
-Merceline, este comportamiento y pésima interpretación no son dignas de ti, estoy consiente de que algo te aqueja pero, sea lo que sea que te tiene de ese modo debes dejarlo esperando abajo una vez subes al escenario ¿entendido?-
-si señora...- respondió la chica mirando al suelo
-bueno repitamos la escena-
-vamos debe ser una maldita broma!- gritó Katie llamando la atención de todos- usted ha sido de lo mas estricta con todos nosotros, ¿y a ella solo le dice esas palabras? hemos practicado esta misma escena mas de 10 veces solo porque la princesa no sabe actuar- Katie  se puso frente a Merceline viéndola a los ojos con un profundo rencor y envidia
-no te da vergüenza saber que el papel y la fama que posees solo las tienes porque tu padre lo puede pagar- Merceline solo permaneció en silencio... ante esto David se interpuso 
-Katie ya es suficiente déjala tranquila-
-no, no puede andar por ahí sintiéndose la mejor e inalcanzable solo porque puede comprarlos a todos-
-suficiente Katie- esta vez intervino Eleonor pero Katie no pudo detenerse
-ah! ¿Por qué no dejas de perjudicarnos princesa?  ¿no ves que tu mala imagen nos mancha  a los demás?- le gritó Katie a Merceline empujándola, esta vez Merceline la empujo también
-déjame en paz!- dijo a secas  pero antes que algo mas pudiese pasar, las luces comenzaron a fallar terminando en un abrupto apagón, se escucharon murmullos en la oscuridad
-calma chicos, tengan cuidado de no tropezar- dijo Eleonor  tratando de controlar el momento, Faustus se levantó de su asiento y un repentino grito agudo llamó la atención de todos, seguido de un golpe seco, Faustus comenzó a avanzar hasta el escenario apresurado guiándose por los asientos
-¿que ha sido eso?- gritó Eleonor un poco preocupada, todos buscaban en distintas direcciones intentando adaptar su vista a la oscuridad pero nada, luego de unos cuantos segundos las luces comenzaron a parpadear nuevamente y a permanecer encendidas, Faustus ya estaba a mitad del escenario pero lejos de buscar con la vista a su hija solo miraba alrededor, buscaba algo.. o alguien, por suerte Merceline estaba intacta, los otros chicos también... solamente Katie estaba aterrada puesta contra el fondo del escenario que estaba hecho de madera, estaba inmóvil y con lagrimas negras que le habían corrido el maquillaje, pues justo a lado de ella, a escasos milímetros de su rostro estaba una daga clavada en la madera junto a un papel
-oh por dios ¿Katie estas bien?- dijo el otro chico llamado Otto mientras los demás apresurados se juntaron para ver lo que estaba pasando
-parece una carta...- añadió David mientras Merceline se acercó para tomar la carta, la letra era la misma que la que habían dejado en su alcoba, ella solo leyó las primeras letras, sabía que estaba su padre viendo el ensayo de ese día, asi que solo bajó del escenario a donde estaba y lo observó a los ojos 
-es... para ti papá...-.




El fantasma de la opera (versión mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora