El fantasma de la opera (versión mejorada)

Secretos

Clint se encontraba en un pequeño apartamento de mala muerte que ahora se veía mas sombrío de lo habitual, en la mesa aún estaba la taza donde Robert había bebido su café antes de irse, en la mesa estaban solo las colillas de cigarrillo aplastadas contra el cenicero, un ventilador en el techo se movía lentamente, tan lento que apenas se notaba, había un pequeño reproductor de discos que los chicos tenían para escuchar algunas canciones, la vieja television estaba silenciada y la guitarra de Clint abandonada en una esquina... con una cuerda rota. En el centro tumbado en el suelo estaba Clint, mirando al techo con los ojos irritados de lagrimas, alguien tocó a la puerta pero... Clint no quiso abrir, a pesar de que aquella persona insistió un par de veces
-lárguese- dijo Clin sin animos pero lo bastante fuerte para que pudiera oírse
-soy yo Merceline, Clint... por favor abreme, necesito hablar contigo- dijo una vocecilla al otro lado de la puerta, Clint se levantó sin ánimos y... arrastrando los pasos abrió la puerta, ahí estaba ella, con su nariz algo roja y sus gafas ligeramente empañadas por el frío, Clint solo se dio vuelta para sentarse en la mesa a fumar otro cigarrillo
-¿que es lo que necesitas majestad? no... tienes por que venir a abogar por él... lo destruiré, pagará por lo que le hizo a mi hermano... no tengo nada contra ti pero...-
-escucha Clint, no he venido a abogar por Maurice, de hecho... ya no quiero tener nada que ver con él- interrumpió la chica entrando cerrando la puerta detrás suyo dejando un sobre en la mesa
-mi padre... te da esto para el funeral de tu amigo-
-la gente de los apartamentos ayudará, Robert era una buena persona, todos aquí le tenían afecto-
-por favor Clint, no lo veas como una ayuda de mi padre, tomalo como algo de mi parte- insistió la chica dejando el sobre y tomando la mano de él, Clint solo observó la delicada mano sobre la suya... era una mezcla algo extraña, esa delicada y suave mano con las uñas pintadas de rojo sobre su mano gruesa tosca y callosa por el trabajo rudo que hacía, a pesar de ello aquella mano tenía un suave tacto y Clint la dejó así
-¿por qué haces esto majestad? no he hecho nada para merecer esta ayuda tuya- Merceline solo negó con la cabeza
-ni yo tengo idea de por que lo hago, supongo que a veces hacemos cosas sin sentido,  a veces nos encariñamos con algo o alguien que no esperamos, solo se... que me gusta estar contigo Clint... es... algo complejo, pero este no es el momento para hablar de ello- Merceline dio un suspiro- sabes... no se mucho sobre ti o tu amigo, no se de donde saliste Clint, solo apareciste aquí en mi vida, de una forma tan espontanea, de entre escombros y madera, quizas no me quieras contar de tu pasado porque lo escondes en esa sonrisa tuya, pero hoy no sonríes Clint, hoy puedo notar un poco mas de ti, puedo notar que tu hermano era alguien a quien realmente apreciabas, quizás no puedo entenderte Clint pero quiero que sepas... que no estas solo ¿si?- hubo un silencio, el chico solo asintió con la mirada perdida en la mesa con el cenicero
-bueno ya debo irme Clint, por favor... recuerda lo que te he dicho- Merceline se puso de pie soltando su mano para irse, echó un ultimo vistazo a Clint que yacía sentado inmóvil como si él hubiera muerto también, la chica dio un suspiro y cerró la puerta detrás suyo, mientras en la mesa Clint observó al suelo una lagrima mas cayó. Merceline caminaba por el pasillo para bajar las escaleras cuando la puerta del apartamento donde vivía Clint se abrió 
-Merceline, esperame- dijo él caminando a ella, el corazón le latía a tope, Merceline se detuvo volteando a verlo, Clint solo avanzó no supo el porqué pero tomó a la chica de las mejillas, observó sus ojos a través de sus gafas, fueron solo segundos pero... pareció una eternidad, la chica no tuvo tiempo de decir nada cuando sintió los labios de Clint besar los suyos, un beso tan dulce como corto, luego de besarse se separaron para verse algo confundidos los dos, no era necesario decir ninguna frase, Merceline  fue quien ahora rodeó a Clint por el cuello para besarlo una vez mas.