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los pasos de la joven Merceline corrían presurosos por las calles del centro, estaba tan aterrada que no prestaba atención a su alrededor, había mas personas, había incluso policías, pero era como si algo extraño pasara, como si nada de eso existiera. Merceline no supo a donde corría hasta que estuvo frente a su destino, se detuvo de golpe ante la enorme entrada trasera del gran teatro, se quedo quieta como un ciervo a punto de ser arrollado, dio un leve paso hacia atrás, como si una parte de ella le advirtiera no entres mercy, hay algo muy malo ahí dentro, cualquier cosa es menos peor que lo que hay ahí dentro pero los pasos de los otros dos tipos estaban a sus espaldas, Merceline los vio por un momento, no parecían siquiera personas, no parecían los dos ebrios que estaban en la estación del metro, hace un momento apenas podían hablar pero... ahora... la habían seguido por al menos 5 minutos corriendo sin parar y ambos no se veían ni un poco cansados, esto era extraño... mas de lo que aparentaba
-oye chica... haces esto mas complicado de lo que debe ser...- dijo uno de los tipos mientras avanzaban como perros hambrientos.
Aterrada la chica dio vuelta sin escuchar aquella voz metiéndose por un estrecho hueco entre la malla metálica, como pudo intentó empujar arrastrándose para entrar, la desesperación era tal que no sintió como la malla arañaba su espalda desgarrando un poco su abrigo, los dos tipos reían e incluso uno alcanzó a sujetarla de una pierna, estola asustó e hizo pegar un grito de asombro, logro darle una patada en la cara haciendo que  la soltase
-maldita perra- dijo uno mientras el otro se burlaba-vuelve aquí grito mientras Merceline se adentraba en un corredor al interior del teatro, habían seis puertas y una sola al final del pasillo, las luces del mismo pasillo se encendían como por 5 segundos o menos y luego se apagaban por un largo tiempo, esto era porque aun  no se reparaba la iluminacion, Merceline intentó abrir las puertas pero casi todas estaban bien cerradas, solo una junto a la del final estaba abierta, pero era la del cuarto donde se guardaban escobas, productos de limpieza y esas cosas, ademas que era la única puerta que tenía unas pequeñas rejillas, Merceline entre sollozos se metió ahí dentro cerrando bien la puerta, aterrada se escondió como pudo tras unas cubetas y bolsas negras, las luces se encendieron nuevamente por unos instantes  y vio como las sombras de aquellos tipos ingresaban en el lugar, ella aterrada se cubría la boca
-escucha pequeña zorra, solo quería divertirme un rato, pero ahora... he cambiado de idea, vas a lamentarlo y mucho- susurraba el del golpe mientras avanzaba bañado en sudor, su compañero le seguía entre risas dementes, Merceline estaba muy asustada, no sabía por que tanto, era su primer encuentro con tipos como estos pero...¿por qué? ¿por que seguirla hasta allí con la necesidad de hacer dios sabe que cosa con ella? cuando algo ocurrió, parecía como si hasta el viento hubiese dejado de soplar, las luces dejaron de seguir ese peculiar patrón para dejar de iluminar definitivamente , incluso los tipos dementes se habían detenido, Merceline vio por las rendijillas de la puerta la sombra de los dos tipos y.... otra mas alta justo a sus espaldas, verla la aterró 
-¿quien demonios eres tu?- dijo uno de los tipos
-lárgate este no es tu asunto, si no te marchas... tendremos que hacerte pedazos a ti también- dijo el otro pero solo silencio, 
-bien amigo tu lo pediste... AGH!- fue interrumpido de golpe
-oh santo cielo no!!- gritó el otro seguido de un sonido de carne desgarrada, Merceline no podía ver claramente lo que pasaba debido a la oscuridad, solo escuchaba un grito ahogado y al otro tipo llorando de terror, no... no... alejate de mi maldito enfermo alejate!! yo ni siquiera quería nada! no!- lloraba el otro tipo corriendo a la puerta al final del pasillo justo enfrente de Merceline quien lo observaba tras las rejillas
-ayuda!! por favor ayuda!!!!-  chillaba aquel tipo  cuando la otra figura vestida de negro se puso frente a él, aterrado el tipo  el  tipo comenzó a golpear frenéticamente la puerta gritando por ayuda cuando el de negro comenzó a apuñalarlo con una especie de daga ya manchada de sangre del otro sujeto
-nooo!! gritaba el otro tipo mientras era apuñalado en su grasosa barriga una y otra vez, Merceline aterrada se cubrió la boca para no gritar, de todo el traje negro del tipo solo sobresalía un guante blanco manchado de sangre, Merceline estaba asustada, el corazón latía con rapidez, la figura negra comenzaba a intentar abrir la puerta donde estaba Merceline, ella solo comenzó a gritar aterrada cuando aquél extraño golpeaba la puerta cada vez mas fuerte y cuando finalmente la puerta cedió Merceline solo pudo ver sus zapatos, porque sea quien sea aquella figura extraña la había golpeado sutilmente en la cabeza, noqueandola... dejando todo en silencio.


El fantasma de la opera (versión mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora