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Algunas almas están destinadas a estar juntas, no importa la época.

Merceline Dant despertó asustada, vio a su alrededor y estaba en un cuarto pequeño acompañada de un chico
-¿te encuentras bien?- dijo él, Merceline entonces lo reconoció, era el chico de la azotea de aquella vez
-pero tu...-
-mi hermano y yo te encontramos tirada junto a dos cadáveres, me asusté al principio creí que estabas muerta tu también...-  al cuarto entraron un detective, El señor Dant y Robert
-papá...- Merceline se sentó en la cama improvisada de los chicos mientras Clint se apartaba cuando el señor Dant se acercaba a su hija
-¿Merceline hija mía, no te han hecho daño?- Faustus observó a su hija y revisaba su cabeza, solo había un leve golpe pero nada grave, el comportamiento de Faustus era algo extraño, Merceline no estaba acostumbrada a ello, quizás en el fondo Faustus si era un padre
-es todo lo que sabemos oficial- terminaba de hablar robert cuando faustus se levanto y vio a los chicos con un rostro intimidante
-ustedes dos, ¿donde estaban cuando todo esto paso? pudo ocurrirle algo peor a mi hija, imbéciles! ¿para qué se supone que les pago?-
-oiga...!- estaba a punto de decir Clint e iniciar un alboroto pero Robert lo detuvo, Clint notó en el ese rostro seguro de si mismo, serio y pensativo, calmado...
-escuche señor, como puede ver este es un lugar amplio, por las noches se escuchan ruidos en las paredes, azotes en las puertas y gritos de las ventanas, al principio tuvimos que movernos rapdo, resultando en que los ruidos en las paredes son producidos por enormes ratas en los viejos muros, los azotes de las puertas son por los vientos que las golpean, las viejas chapas ya no las detienen, los gritos en las noches bueno... como sabe son tiempos duros... allá afuera hay cada noche personas en problemas queriendo refugiarse en este lugar, nosotros hemos hecho lo que usted nos dijo que hiciéramos, cerrando las puertas a quien sea, nadie absolutamente nadie tiene permitido entrar sin importar las circunstancias... no sabíamos que justo esta noche su hija tendría una mala noche y el único lugar al que podía venir era este- hubo un silencio momentáneo, era increíble la audacia del chico a la hora de hablar, enfrente de la autoridad y su jefe, podría decirse que fue un buen golpe bien dado con guante blanco, notablemente el señor Dant estaba furioso, si algo odiaba él era ese tipo de regaños, de que usaran su propio karma en su contra
-papá...- dijo Merceline finalmente pero algo mas los interrumpió, a la habitación entró Maurice tomando la atención de todos
-por dios... Mercy- dijo él entrando y abrazándola de inmediato- por todos los cielos estaba tan preocupado... no se que sería de mi si tu...- Maurice se apartó de la chica para ver a los otros dos
-ustedes... ¿que es lo que a ocurrido aquí? exijo una explicación!-
-ya cierra la boca inútil!- interrumpió Faustus- deja de avergonzarte ¿quieres? no enfrente de mi, no en frente de mi hija, que nadie aquí es mas culpable que tú, ¿donde carajo estabas? ibas a recoger a mi hija!-
-bueno ya es suficiente, necesito que todos... salgan ahora mismo, debo hacerle unas preguntas a la jovencita, un asesino esta suelto allá afuera y necesito saber los detalles- dicho estas palabras todos salieron de la oficina salvo el detective y Merceline
-señorita, soy el detective Hall, por favor  necesito que me diga todo lo que pueda recordar sobre el asesinato de esos dos hombres ¿de acuerdo?-.

Mientras afuera Robert y Clint estaba siendo acusados por la mirada de Maurice, mientras el señor Dant regresaba de fumar uno de sus puros
-señor yo...-
-ahorratelo Maurice, tienes suerte de que no tengo el tiempo de buscarte un reemplazo, pero si vas a abrir la maldita boca para soltarme una estúpida excusa voy a hacer un espacio en mi agenda para patear yo mismo tu inmundo trasero fuera de mi vista, ahora solo quiero que hagas lo que mejor sabes hacer y que te largues para que vuelvas a tu trabajo el día de mañana-  Maurice echó una ultima mirada a los dos chicos y con impotencia se marchó, Faustus luego observó a Clint por un momento, sus miradas se cruzaron un momento y después su vista volvió a Robert quien conservaba esa postura tranquila pero lista para cualquier cosa
-Tú... necesito hablar contigo... a solas- esto ultimo echando una mirada a los ojos de Clint, Robert asintió y siguió al hombre.

El fantasma de la opera (versión mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora