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Unos brazos sostuvieron a la joven Merceline por la espalda, el sentimiento era acojedor y alarmante a la vez, Merceline no lo podía creer, ella estuvo por girarse pero El fantasma la detuvo
-porfavor no- dijo amablemente- no soy el hombre que recuerdas- su voz era tan profunda y calida, Merceline no sabía como describirlo exactamente
-estas... vivo...- susurró ella sujetando el pañuelo en sus manos
-aún no lo se-respondió el hombre, la delicada mano de Merceline se elevo para tocar el rostro de Clint sin voltear a verlo
-tu eres... el fantasma....-
-ahora soy mas que un fantasma, lo que se esconde tras esta mascará... no es lo que recuerdas que era- dijo el chico alejándose, dando la espalda a Merceline, esta se volteó para verlo, su estatura era la misma pero... se notaba distinto, su cuerpo cubierto por esa capa negra y... su cabello perfectamente peinado hacia atrás, bajo esa capa vestía un frac negro, pudo notarlo aunque... en sus pies no usaba zapatos lustrados, usaba un par de botas negras como las que usaban en tiempos muy muy antiguos
-amada Merceline... ahora mismo estoy en contra de mis ordenes, no se supone que deba verte... podría ser un problema para ti-
-Clint... entonces... tu has matado a todas esas personas-
-así que tu también lo crees...- El joven se giró lentamente mostrando aquella tétrica mascara blanca, ligeramente amarillenta por los largos años, dicha mascara cubría gran parte de su rostro dejando expuesta únicamente su boca, por ahí Merceline pudo notar que su piel se había hecho un poco pálida
-no me importa si todo mundo te acusa de haber matado gente, me alegra que estés vivo, estas vivo Clint!-
-no comprendes Merceline- el fantasma la sujetó de sus hombros, Merceline pudo ver un poco gracias a la luz de las farolas sus ojos, escondidos tras las cuencas oscuras de la mascara- corres mucho peligro, estas rodeada de una manada de lobos hambrientos- al momento de decir eso Merceline notó algo en el pecho de Clint, observó que aun llevaba puesto el colgante del lobo negro, ella sacó el suyo debajo de su vestido y los juntó
-suerte que tengo al mío que me proteja- dijo ella sonriendo abrazando fuertemente al chico, Clint no supo que mas decir, su intención era distinta, el buscaba advertir a Merceline pero se sorprendió rotundamente cuando ella no se asustó de él en ningún momento, le sorprendió que ella a pesar de las muertes que se le acusaban no lo odiaba, no le importaba si su amado era un asesino.

Toda aquella escena era dulce y romántica pero Clint no podía... no podía estar mucho mas 
-Merceline... no...- dijo apartándose lo que hirió un poco a la joven
-Clint... debemos irnos... vámonos lejos de todo esto, La señora Christine....-
-no importa a donde vayamos Merceline, nos seguirá a donde sea, esta en nuestro ser, en nuestra alma y mente, debo ponerle fin a esto.... debo acabar con todo eso- la voz del joven sonaba triste y temerosa, aquello asustó a Merceline quien en un rostro preocupado quiso sujetar la mano del chico
-Clint... ¿Qué te ha ocurrido?- el joven solo la observó a los ojos sujetando su mejilla, Merceline solo fijó su vista en la de él, esperaba un beso pero el solo se limitó a acariciar su mejilla-
no dejare que te hagan daño, no dejaré que pase algo malo... confía en mi Merceline.... prométeme que lo harás aunque parezca lo peor-

ella no estaba muy segura pero asintió Clint sostuvo su mano con ternura y la beso antes de desaparecer en la noche.


El fantasma de la opera (versión mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora