-Es mi novia –Abrí mis ojos al máximo al igual que Renata, esperaba que dijera cualquier cosa menos eso –¿Eso te da una idea, o te lo explico? –La mirada de muerte por parte de Verónica hacia ella me dio miedo de una posible pelea, esto no terminaría bien si no lo evitaba.
-Fue mi culpa –Dije en un pequeño hilo de voz, mi garganta y mi pecho dolía mucho al hablar, hizo una pequeña mueca –No de ella.
-Está bien –Me acomodo mejor la mascarilla –No hables –Renata solo nos observaba, en su mirada note que se siente culpable de lo que paso y no buscaba una confrontación con Verónica –Tu padre viene en camino, él pensó que estaba contigo, por eso me entere que estabas aquí, ¿No me ibas a avisar, cierto? -Me observo con un gesto triste apretando levemente mi mano.
-Iré buscar algo para comer –Hablo Renata acercándose a mí –Te dejo con tu ogra.
-¿¡Que dijiste!? –Sujete la mano de Verónica antes que se fuera sobre ella, Renata salió riéndose –Estúpida –Refunfuño, soltándose de mi agarre con un gesto de molestia, si mi amistad con Renata llega a darse, no sé cómo haría para que se lleven bien o al menos soportarse. Palmee un pequeño espacio de la camilla indicándole que se sentara, me observo unos instantes para luego sentarse, nos mantuvimos en silencio unos minutos en los que solo se dedicó a juguetear con mis dedos –Quiero disculparme –Le mire confundida.
-¿Por qué? –Volvió acomodarme la mascarilla observándome con reproche.
-No hables, solo escucha –Asentí –Lo que sucedió anoche... -La puerta se abrió de nuevo, ambas nos giramos, Verónica se levantó de la camilla al ver de quien se trataba, mi padre, se acercó a saludarlo, papá le sonrió cambiando su expresión a una enfadada al verme.
-Hola, papi –Mi arma para evitar una gritada segura, a pesar de que mi voz era muy débil y baja.
-Verónica, déjanos a solas –Ella asintió, me dedico una última mirada, leí en sus labios un "Suerte", luego salió –Quiero una explicación, una realmente valida y coherente explicación, que me haga no querer gritarte, y castigarte de aquí hasta que vayas a la universidad –Puse mis ojos tristes, no tengo como defenderme -Pero como es obvio que no puedes hablar, la opción de defenderte no existe y solo queda la de gritarte.
-Perdón.
-¡No hables! –Levanto un poco su tono –No entiendo que pasaba por tu cabeza para hacer esa estupidez sabiendo que tienes asma –Se paseó por la habitación –¡Es que no lo entiendo! –Casi grito –No te castigue por emborracharte en navidad ¿Sabes por qué? –Negué –Porque tienes el hígado bueno y no terminaste en el hospital con un respirador –Bajé mi vista hacia la sabana que me cubría, no soportaba su mirada roja de enojo -¿Acaso buscas autodestruirte?, ¿Es eso? –Negué –¡¿Entonces?! -Quería defenderme y explicarle, pero ni siquiera tengo una explicación valida–No te entiendo Kendall, trato de hacerlo, pero no voy a tolerar que te autodestruyas –Suspiro -¿Valió la pena? –Negué –Esto te afectara durante semanas sabes, ni siquiera podrás jugar, ¿Acaso es por eso?, ¿Ya no querías estar en el equipo? –Asentí –¿Y crees que esto ayudara a tu desempeño? –Negué –Ya no eres una niña ¡Por dios!, sabias muy bien lo que pasaría si fumabas y a pesar de eso ¡Lo hiciste! –No pude evitarlo, comencé a llorar, los gritos de Verónica y ahora los de él me dejaron más sensible de lo que creía, suspiro, pasaron un par de minutos para que ocupara el lugar en mi camilla donde Verónica se había sentado –Sé que algo te llevo a hacer eso, siempre recurres hacerte daño cuando te odias por algo –Le mire por unos segundos, me conoce demasiado –El que tu madre regrese mañana podría ser una causa, pero eso no te hace odiarte, estoy seguro que es algo más –El pensar que había arruinado mi relación con Verónica –No quiero otro incidente así, ¿Entendido? –Asentí sin verle –Ni ninguna otra forma de autodestruirte, ¡Pudiste haber muerto! –Volví a asentir –Me hubiera vuelto loco si esto hubiera pasado a más –Se quedó unos instantes en silencio –No llores –Tomo mi mano entre las suyas –No vuelvas asustarme así, ya estuve a punto de perderte una vez y no quiero volver a revivirlo, sabes que podemos hablar cuando lo necesites –Seco mis lágrimas con su pulgar –Hablaremos de tu castigo mañana, ahora debes descansar.
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¿Odiarla o amarla?
Roman d'amour"Ya era un dolor de cabeza en la escuela y se convirtió en una montaña de emociones difíciles de controlar"