Poco a poco nos introducimos más al bosque a paso lento, el lugar para mí es como mi segundo hogar el cual conocía perfectamente, a comparación mía, Verónica venía cagandose del miedo, creo que su mente iba a mil por segundos imaginando posibles escenarios en cómo intentaría matarla, en donde enteraría su cadáver y quizá en un posible escape, sin embargo, se sujeto a mi brazo desde que salimos de casa llegando a clavar sus uñas afiladas en el, probablemente deba usar camisa manga larga mañana para ocultar las marcas que ya habrá dejado, a veces apagaba la linterna para asustar a Verónica y vaya que funcionaba, daba pequeños saltos y apretaba más mi brazo, era divertido.
Unos minutos después se escuchó el agua caer desde cierta distancia, al llegar no pude evitar sonreír, es que la noche está perfecta, perfecta para todo sentido, o para mí propósito "Nadar con la chica que te gusta" algo que ella aún no sabía, no habíamos tocado ese tema no sé si ella no siente la curiosidad de saber lo que yo estoy sintiendo o se ha aferrado a sus propios pensamientos y sentimientos, Verónica tiende a ser un poco para si misma, hasta el momento es lo que ha demostrado y lo que yo he percibido, quizá en el camino mis pensamientos cambien al respecto.
Deje las cosas a un lado y me sumergí de golpe al agua, por la luz de la luna le pude observar su mirada de tener una lucha interna.
-¿Tienes miedo? -Pregunté con curiosidad, asintió, mojo uno de sus pies con el agua, gire mis ojos al ver su miedo a que el agua este helada -Lo piensas demasiado... -Dije acercándome a la orilla.
-Es que... No está hondo ¿Verdad? -Volví a girar mis ojos -¿El agua está fría?
-Esta como el amor de mi madre -Me observó con el ceño fruncido quizá no entendiendo, a lo que solté una leve risa triste por mi comparación, ella negó, abrí los ojos de golpe al ver como se quitaba el pequeño shorts y la camisa larga que traía para quedar en un biquini color rojo de encaje, que hacía resaltar en exceso toda su figura ¡Pero que... Demonios...! Ella poco a poco se sumergió completamente y de seguro mi expresión idiota aún no se borraba por completo, llegó hasta mi observándome confundida.
-Si está fría -Dijo encogiéndose de brazos como si se estuviera dando un auto abrazo, tapando donde yo quería ver -El lugar es precioso pero también tiene parte terrorífica, ¿Segura que no hay animales aquí?
-Biquin... -Negué de manera frenética, a lo que mi mente había formulado, dándome una cachetada mental.
-¿Que? -Dijo sin entender.
-Nada, no, no hay, te dije que no tenias porque preocuparte -Ella sonrió asintiendo, nos adentramos más al lago por petición mía, ahora el agua le quedaba en el cuello y a mi sobre el pecho, sujeto mi mano así entrando bajo la cascada, quizá la mayoría de personas se imaginen una escena de película romántica, pero no, era algo como "Quien ahoga a quien", el agua caía de manera pesada sobre nosotras y la vista se nos nublaba por la cantidad, Verónica terminaba empujando me a que me saliera cuando a mí me gustaba, entre tanto jaloneo provocó que perdiera el equilibrio y me cayera dentro del agua, miraba sus manos entrar en el agua como si quisiera tocarme, más no sabe que yo puedo nadar perfectamente, nade por debajo hasta salir detrás de la cascada donde no podía verme.
-¡Kendall! -Le escuche llamarme un tanto desesperaba, mi brazo me dolía por el jalón que me había dado, negué, me quedé ahí de brazos cruzados -¡Kendall! -Dijo más desesperada, negué -¡Kendall! -Mordí mi labio tratando de no reírme, nade adentrando a la cascada saliendo de ella ante la mirada atónita de Verónica, quien al verme se asustó, frunció el ceño y comenzó a lanzarme agua de manera desenfrenada.
-Oye calmante -Dije sintiendo el agua golpear contra mi rostro.
-¡Estabas ahí mientras yo me moría de pánico y desesperación! ¡Eres una idiota! -Chillo enojada, al reírme solo provocó que me lanzara más agua, a tientas logré parar sus manos sujetando las se safo de golpe nadando con dirección a la orilla -Idiota -Le escuche quejarse, si quizá sí soy un poco idiota, seguí su paso hasta abrazarla por la espalda dejándola pegada a mí.
-Lo siento... -Dije para dejar un beso sobre su mejilla.
-Eres idiota, no me cansaré de repetirte lo -Se giro entre mis brazos, aún con el ceño fruncido y de brazos cruzados, sonreí.
-Solo fue una broma.
-Una muy pesada -Hice una mueca, y luego un puchero involuntario, negó -No me comprarás con un puchero.
-Y con que puedo hacerlo -Mi voz tuvo un tono extraño que hasta yo me sorprendí, pero eso la hizo sonreír haciéndome sentir desubicada.
-Puedes... -Dijo con todo ¿Seductor? Pasando sus brazos sobre mi cuello, segundos después sus labios rosaban los míos dejándome con la boca entre abierta y con el ceño fruncido, eso solo la hizo sonreír de forma lasciva.
-¿Y mi beso? -Me queje al ver como intentaba librarse de mi agarre, pero era claro que no la iba a dejar, se le sumaba lo bien que se sentía tenerla de esa forma, me hacía delirar el solo sentir su espalda descubierta, y tener la vista de sus senos cubiertos por la tela mojada del biquini, era imposible para mí no verlos, aún que trataba la mayor parte de no hacerlo, tratando de concentrarme en sus ojos.
-No tendrás, casi me matas de un susto, ahora suelta -Dijo dando pequeños golpes en mis brazos, negué, me abrace a ella recostando mi cabeza en su pecho, me sentí una descarada al ver la línea que dividía sus delicias -Te voy ahogar si me estás viendo los pechos -Mi risa resonó contra su pecho, me incorpore y sin pensarlo la bese, me seguía sintiendo una inexperta en todo esto, pero... Mis ganas de besarle se volvieron desesperantes y dominantes, Sus labios se movían delicadamente sobre los míos y mis manos atraían más su cuerpo al mío, lentamente se separó de mi juntando su frente a la mía, y de seguro mi sonrisa lo decía todo, recostó su cabeza sobre mi pecho, si alguien me hubiera mostrado un futuro así, probablemente le hubiera golpeado, era irreal para mí algo así y más con ella, con la cuál nos estamos arriesgado demasiado, en muchísimos aspectos y en todos la llevamos de perder solo espero que ella de verdad sostenga sus palabras que para mí son como pequeñas promesas, el no dejarme sola.
Llegamos a la cabaña al rededor de media noche, y por razones de que ella no quería regresar, la verdad es que no puse resistencia.
El camino de regreso fue más tranquilo, remplazo el estrangular mi brazo a abrazarlo, trate de desviar su atención hacía mi y que olvidara lo terrorífico que parece el bosque. Deje caer mi cuerpo sobre la cama, suspiré, y no por cansancio si no, por satisfacción, no espera que todo saliera de manera natural, funcionó que me arriesgará por hacer pequeñas cosas, admito que me estaba muriendo de los nervios, de una u otra forma estaba nerviosa, pero creo haberlo disimulado bien. Quizá había tomado la decisión correcta en darle un oportunidad, pero aún tenía muchas cosas por las cuales me daba en que pensar... Al parecer me seguirá ignorando en la escuela, las burlas de sus amigas continuarán, tengo la intranquilidad de que sucederá cuando Verónica se entere de porque Alejandra me odia, no es que sea algo grave o así lo veo yo, pero en todo caso es mejor que no se entere. Salí de mis pensamientos al sentir otro cuerpo subirse a la cama, y reconocí esa fragancia al instante, era ella.
-¿Que haces? -Pregunté un tanto confundida -¿No resultará extraño que estés en mi habitación?
-No quiero dormir sola, diré que tuve miedo -Dijo sin más pegando su cuerpo al mío -Buenas noches...
-Buenas noches -Dije con una pequeña sonrisa, sea cual sea la razón verdadera que este aquí, era extraño no sentirme molesta porque invada mi cama, ahora siento una especie de ¿Alegría? Que esté aquí junto a mí.
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¿Odiarla o amarla?
Roman d'amour"Ya era un dolor de cabeza en la escuela y se convirtió en una montaña de emociones difíciles de controlar"