El dolor insoportable que sentí en mi cabeza al abrir mis ojos me hizo arrepentir de golpe el haber bebido tanto anoche, con el ceño fruncido me levanté lentamente de la cama, encontré sobre la mesita de noche lo que necesitaba, una botella con agua y unas pastillas, entendí que posiblemente Verónica las había dejado para mi, se que ella no había bebido anoche, sin ganas realmente de vivir, me dirigí a la ducha de la habitación, sentí asco aspirar mi propio hedor a cerveza y sudor, terminó por hacerme doler más la cabeza, suspire satisfecha al sentir el agua recorrer por mi cuerpo.
Al terminar de cambiarme salí de la habitación de no muy buen humor, mi cabeza aun dolía un poco, a paso lento me dirigí hacia la habitación de Verónica, golpee dos veces la puerta y luego de esperar pacientemente un minuto, entre por mi cuenta, a pesar de mi horrible dolor no pude evitar sonreír de lado al encontrarla dormida, es un poco extraño ahora que lo pienso, no es alguien que duerma durante el día, debe de estar cansada, seguramente le cause problemas a noche, decidí recostarme a su lado, se puede pasar por un ángel cuando duerme, me acerque a besar su mejilla lentamente a modo de no despertarla pero no funcionó, comenzó a moverse, luego de estirarse y soltar pequeños quejidos, comenzó abrir los ojos lentamente, hasta enfocarme.
-Despertaste -Dijo con voz soñolienta, sin pensarlo se subió sobre mi abrazándome, no pude evitar sentir ternura en ese momento y ese pequeño sentimiento que me cuesta ignorar cuando me abraza o encuentra la forma de hacerme derretir a su tacto, me estoy enamorado, y eso me asusta realmente.
-Me duele la cabeza -Se separó de mí para luego masajear la parte que dolía, cerré mis ojos a su contacto.
-Te deje unas pastillas... -Asenti -Te las tomaste -Volví a asentir -Ya comiste -Negué -Tienes hambre -Asentí, no tenía los ojos abiertos pero sabía que había girado los ojos ante mis respuestas, me puyo el ojo con unos de sus dedos, hasta que me hizo abrir los ojos encontrándome con su ceño fruncido, sonreí levemente y la bese, no me importaba el dolor molesto y los mareos -Te traeré algo de comer -Beso cortamente mis labios para luego levantarse, y con estos detalles me hace no querer separarme de ella a pesar de los problemas que hay cuando estamos frente a los demás.
Unos 15 minutos después apareció con una charola repleta de comida hasta dejarla sobre mis piernas, ¡Demonios!, porque tiene que ser tan linda, le observe abrir su maleta y comenzar a seleccionar su ropa, la observe mientras comía, su concentración como si estuviera resolviendo un importante problema de matemáticas, terminó por sacar un vestido rojo con lentejuelas y otro morado un poco más sencillo, se colocó frente al espejo a ver cual le quedaba mejor y yo estoy segura que con ambos me hará estar a sus pies, parecía indecisa, me acerque a sentarme en el fijo de la cama, se metió al baño con ambos vestidos, 10 minutos después apareció con el vestido rojo puesto, dejándome con la boca entreabierta, se posó frente a mí con una sonrisa maliciosa.
-Que opinas -Se giró modelandome de un lado a otro, término por reír ante mi expresión -Cariño quieres un babero -Me di una cachetada mental, cuando una serie de eventos lujuriosos bombardearon mis pensamientos, estás tan...
-Sexy -Ella rió, se acercó a mi quedando en medio de mis piernas.
-Te lo parezco -Asentí, sin poder evitar mirar sus... -Mis ojos estan arriba -Levantó con un dedo mi rostro, haciéndome sonrojar de golpe -Eres una pervertida -Rei, se acercó a besarme, tenía un poco de razón al estar fantaseando con tocar su trasero mientras me besa -Se que quieres tocar mi trasero -Abrí mis ojos al tope, ella rió, como se dio cuenta... -Pervertida -Beso cortamente mis labios para luego alejarse -Iré a probarme el otro -Y me dejó ahí con la boca abierta y unas terribles ganas de hacerle el amor, soy una pervertida, lo admito.
Luego de que modelará el siguiente vestido y se decidiera por este último, Rosa llegó avisarnos que cenaremos a las 8 y teníamos tiempo para arreglarnos, pasaron el resto de la tarde avergonzándome al mostrarme los vídeos de la fiesta de anoche, ¡Demonios! si estaba muy borracha, había bailado muy pegada con Rosa y la hermana de Verónica y por supuesto con Verónica, ella no paraba de reír al verme realmente apenada, dejaba de preocuparme tanto al ver como la tensión estaba desvaneciendo poco a poco y Verónica dejaba de estar a la defensiva.
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¿Odiarla o amarla?
Romance"Ya era un dolor de cabeza en la escuela y se convirtió en una montaña de emociones difíciles de controlar"