Doce

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Tom la detuvo antes de que comenzara a caminar por el vestíbulo cargando con aquel enorme bolso militar en su hombro.

—¿Qué te pasa? —habló mirándolo molesta.

—Dame tu mano... —dijo él.

Ella frunció el entrecejo.

—¿Disculpa? —inquirió Lilith.

—Dame tu mano, somos una pareja, no lo olvides... —musitó el inglés.

—Pues entonces somos una pareja que se acaba de pelear. —habló la mujer marchando hacia la salida.

Él trotó hacia ella y le quitó el pesado bolso con agilidad, para luego mirarla con una sonrisa mientras tomaba su mano.

Per favore, lascia che ti aiuti, tesoro mio... —habló el inglés mientras la jalaba hacia él, quedando solo a unos centímetros de su rostro.

"Por favor, déjame ayudarte, mi amor" Lilith tradujo en su mente con rapidez.

Ella iba a abrir la boca para insultarlo largamente, sin importarle un comino que fuese en un vulgar inglés norteamericano, pero notó cómo varias personas observaban la escena con curiosidad.

Grazie, tesoro mio... —terminó por decir la agente mientras apretaba su mano con fuerza, pero a la vez que sonreía de manera encantadora.

Salieron del hotel con rapidez mientras traían sus manos entrelazadas, y al llegar al estacionamiento, Lilith le dio un puñetazo en el estómago al británico, frente al cual él se dobló de dolor.

—Lilith... —habló él mirándola adolorido—. No era necesario...

—Mira, Hiddleston... —dijo ella con seriedad—. Ya te había dicho que no te pasaras de listo... y no te olvides de que la agente aquí soy yo...

Él asintió mientras se enderezaba a duras penas.

—Deja el bolso atrás y súbete al maldito auto... —habló la mujer mientras entraba de un salto al todoterreno.

El economista obedeció sus órdenes en silencio.

Mientras él se ponía el cinturón de seguridad, Lilith le dio el misterioso trozo de papel que había encontrado detrás del cuadro.

—¿Sabes leer mapas? —preguntó mientras conducía fuera del estacionamiento.

—Sí... —respondió él.

—Pues adelante, eres mis ojos ahora... —habló la mujer.

Largos fueron los minutos en que estuvieron andando por en medio del desierto, todo bajo la dirección del inglés, quien contaba con buenas habilidades de ubicación espacial, lo cual impresionó gratamente a la agente.

Al llegar al sitio denotado en el mapa, Lilith frunció el ceño y salió de inmediato del jeep.

—¿Qué es este sitio? —preguntó Tom mientras descendía del vehículo.

—Parece ser un set de cine abandonado... —murmuró Lilith mientras hurgaba en su bolso—. Hay muchos como este por aquí, Hollywood tuvo una fijación por este lugar un largo tiempo, pero eso se acabó, dejando atrás muchos sitios como este...

Lilith se puso de pie con el arma predilecta para la ocasión.

—Tom, te presento al fusil Heckler & Koch HK416... —dijo sosteniendo firmemente la gran arma.

—Wow... —murmuró él—. Creo que te gusta mucho Heckler & Koch, ¿no?

—A muchas chicas les gusta la joyería de Cartier... yo prefiero el armamento de Heckler & Koch... —dijo mirándolo divertida—. Y, por cierto, tú también irás acompañado...

La Orden DoceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora