—Puedes quitarte la chaqueta si gustas... —sugirió Ben—. Acomódate de la manera en que te sientas mejor.
La mujer asintió mientras se deshacía de su cazadora negra, para acostarse a lo largo en el diván que había en la consulta del psicólogo.
—¿Qué significa eso? —dijo ella de repente.
—Es una cámara... —respondió él con obviedad.
—Sé que es una cámara, Benedict. —habló seria—. Pero ¿Qué hace ahí?
—Las regresiones deben ser grabadas, porque el paciente no recuerda todo lo que dice en medio del proceso, y yo no soy taquígrafo de tribunal para anotar tan rápido...
Ella lo miró de manera inexpresiva, para finalmente rendirse y apoyar por completo la espalda en el sofá, quedando en una posición semi Fowler, como Ben la habría llamado.
—Quiero que te relajes... —comenzó a pronunciar con su suave y profunda voz.
El hombre se acercó con lentitud a la mujer y puso su tibia mano en su cuello, que, aunque tenso, se rindió ante el delicado tacto del sujeto.
—Quiero que te tranquilices... solo somos tú y yo en este viaje... —susurró muy cerca de ella, a la vez que le cubría los ojos con su otra mano—. No hay nadie más, estamos solos los dos en este vacío...
La mujer comenzó a entrar lentamente en un estado de trance, y aunque hacerla llegar hasta ese punto fue un trabajo duro para Ben, el resultado de la primera fase fue el esperado.
—Cuando llegue al número tres, tú vas a retroceder en el tiempo y en el espacio hasta el día en que falleció Robert... —musitó el psicólogo—. Vas a ir sola, pero seguirás escuchando mi voz...
Lilith se sentía como flotando en un universo alterno, hasta que escuchó la voz de Ben una vez más.
"Uno, dos... tres", percibió su susurro a lo lejos.
De pronto, la mujer bajó de golpe hasta un nuevo plano y se vio a sí misma en el suelo, mientras todo estaba envuelto en llamas.
"Robert", pronunció con desesperación al ver también a su esposo.
"Recuerda, eres solo una espectadora, ten calma", volvió a escuchar la voz de Ben a sus espaldas, pero al girarse no vio nada más que el piso lleno de restos humanos y el lugar envuelto en llamas.
Trató de caminar, pero no pudo dar ni un solo paso, ya que sintió como algo le sostenía las piernas.
"Quédate en donde estás, tienes una visión perfecta desde ahí, no es necesario moverte", escuchó la mujer.
"Quiero moverme", habló ella.
"No lo harás", volvió a escuchar la voz del psicólogo.
Determinó obedecer y quedarse en el mismo sitio al que había llegado, resistiéndose a socorrer la borrosa figura que yacía moribunda en el piso.
De pronto percibió cómo aquella misteriosa sombra aparecía de entre las llamas.
Le vio con más detalle, pero aun así le pareció difusa. Con rabia trató de caminar hacia la oscura mancha, pero esa fuerza aún la tenía tomada por los pies.
"Observa y describe", escuchó a Ben.
"Veo una figura humana", comenzó a decir ella.
"¿Es un hombre o una mujer?", preguntó él.
"No lo sé, por la puta madre", habló ella.

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La Orden Doce
FanfictionTom Hiddleston, un economista brillante, introvertido pero encantador, es requerido por la CIA para un caso muy importante. Hiddleston es designado como compañero de Lilith Kemp, una agente antisistema y con serios problemas contra la autoridad. Al...