En breve se pusieron en marcha hasta la morada de Felicia Murphy, viuda del vicepresidente, siendo dirigidos por las certeras indicaciones de REVIL. La inteligencia poseía millones de direcciones en su base de datos, y si ocurría el percance de que el domicilio solicitado no estuviera en los registros, a ella no le tomaba más que un par de minutos averiguarlo en la web.
Al arribar al lugar, Lilith detuvo el vehículo frente al intercomunicador situado en el gran portón de la mansión, pero cuando estiró el brazo por la ventana para presionar el botón, Tom la detuvo con suavidad.
—¿Qué te pasa? —inquirió ella molesta.
—Un consejo... —dijo mirándola—. Decir buenos días, por favor y gracias te puede ayudar mucho...
Ella frunció el ceño.
—¿Por favor? —preguntó alzando las cejas—. ¿Quién eres?, ¿mi maestra de preescolar?
Él la miró de lado apretando los labios.
—Vamos a tratar con gente de la alta sociedad estadounidense, es necesario adecuarse un poco, ¿no lo crees? —expresó el inglés.
Lilith negó con la cabeza y presionó el botón del timbre con fuerza.
—¿Diga? —una mujer con tono jovial pero elegante respondió al llamado.
La agente se tomó un segundo para hablar.
—Buenos días... —farfulló.
—Buenos días, ¿Cómo puedo ayudarla? —preguntó la chica.
Ella miró a Tom, quien modulaba "por favor" sin emitir sonido alguno.
—Podría hablar con la señora Murphy, ¿por favor? —terminó su frase con una interrogante de extrañez.
—¿Quién la busca? —inquirió la muchacha.
—Lilith Kemp, agente de la CIA. —habló la mujer—. Necesito hacerle algunas preguntas.
—Voy a consultarle, deme un minuto, por favor. —dijo la chica antes de cerrar el altavoz.
—Buen trabajo. —musitó el británico con una sonrisa.
Ella lo miró en silencio por unos segundos.
—Eres hábil, Hiddleston... —murmuró la mujer—. Podrías ser un buen agente encubierto...
Él soltó una risa ante las palabras de ella.
—Esa no es mi área en lo absoluto, creo que lo haría pésimo... —dijo él.
—En primera instancia sí, pero puedes aprender...
El sonido del abrir de la cerradura interrumpió su conversación.
—Felicia los espera en el salón principal. —se escuchó desde la bocina.
Se adentraron en la enorme propiedad, dejando el automóvil a las puertas de la refinada y suntuosa estructura que conformaba la mansión.
—Buenas tardes, señora Murphy... —saludó ella al llegar al salón—. Soy la agente Lilith Kemp y este es mi colega, Thomas Hiddleston.
—Un gusto conocerlos. —dijo la mujer mayor con una sonrisa amistosa—. Por favor, pónganse cómodos. —invitó a la vez que se situaba con delicadeza en un sofá unipersonal en tono merlot.
Tom se sentó con elegancia sobre un gran diván de color rojo granate intenso, mientras que Lilith, entrando en su faceta interrogadora, se quedó de pie con los brazos cruzados.

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La Orden Doce
FanfictionTom Hiddleston, un economista brillante, introvertido pero encantador, es requerido por la CIA para un caso muy importante. Hiddleston es designado como compañero de Lilith Kemp, una agente antisistema y con serios problemas contra la autoridad. Al...