Capítulo 69

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Capítulo 69

Nuray se tomó un minuto para contemplar el panorama de la taberna desde lo alto de la escalera, discerniendo cinco siluetas en la oscuridad, las cuales se adentraron sigilosas en al amplia estancia. Unos instantes después la calma se quebró por completo.

La joven aprovechó la sorpresa del resto de individuos cuando dos de sus dagas surcaron el aire clavándose en el pecho de dos asaltantes, pasando después a descender con velocidad de la escalera para batirse con los restantes, los cuales ya se habían percatado de su presencia.

La penumbra ayudaba a la joven en su misión, ya que estaba acostumbrada a aquella poca claridad, pero maldijo cuando uno de los hombres gritó al ver pasar a Leonardo y Claudia, ordenando darle prioridad a la caza de la joven Auditore.

Sin pensarlo un instante, Nuray se lanzó contra el hombre que pretendía seguir a la pareja, clavándole su arma por la espalda, teniendo que esquivar una segunda estocada de sable de un nuevo soldado templario. Aquel se encargó de darle trabajo para que el restante escapara tras sus amigos.

Nuray notó su tensión crecer a cada segundo transcurrido sin poder matar al hombre que la distraía, así que optó por cambiar de estrategia para poder ir en ayuda de Leonardo y Claudia, logrando derribar a su oponente tras una patada que le permitió huir del lugar.

Aquella frenética carrera la llevó en pocos minutos hasta el establo de la posada, donde se hizo con su caballo. Rápidamente puso rumbo tras los pasos del resto, mientras contemplaba de refilón como su atacante volvía a aparecer para detenerla.

La turca dio gracias al descubrir que el animal que montaba se había recuperado de la anterior travesía, volviendo a ser raudo y ligero, ganando distancia a cada instante a sus adversarios. Pronto comenzó a divisarlos al salir del pueblo mientras circulaban por el camino principal que llevaba a Padua.

Uno de los vasallos de César seguía de cerca los caballos de Leonardo y Claudia, quienes trataban de esquivar los cuchillos que este lanzaba contra ellos.

Nuray llevó la mano a su cinturón, tomando uno de sus cuchillos arrojadizos a la par que se acercaba más al enemigo, lanzando el arma cuando tuvo un disparo claro. El impacto del objeto en la espalda del hombre lo hizo caer al suelo ipso facto.

Tanto el de Vinci como Auditore suspiraron con alivio al descubrir lo ocurrido, y al encontrarse con la morena a escasos metros, siguiéndoles en perfectas condiciones tras su anterior lucha en la posada. Pero ambos borraron su sonrisa cuando el último templario se acercó a caballo, entrando en la visión del grupo.

Todos se agacharon cuanto pudieron al vislumbrar que el enemigo portaba una ballesta y no dudó en hacer uso de ella, a pesar de que al parecer tenía orden expresa de no matar a la joven Auditore. No obstante, parecía que la asesina si era un buen objetivo, y no perdió tiempo en centrarse en ella.

-¡Pase lo que pase no os paréis! –Alzó la voz Nuray al ponerse en paralelo con sus dos amigos, pasándole a Leonardo una de sus dagas al tenerlo cerca.

Apenas el florentino hubo tomado el objeto cuando una flecha impactó en la espalda de la asesina, atravesando su carne hasta hacer aparecer la punta en el lado izquierdo de su pecho, muy cerca de la clavícula.

La joven logró no caer del caballo al recibir el impacto, pero un segundo después toda su fuerza se disipó y perdió el equilibrio, haciendo que la pareja gritara asustada y tratara de hacer frenar a los animales.

-¡Claudia, huye! –Gritó el rubio al detenerse por completo, observando como la joven lo imitaba para rescatar a la asesina.

-¡No, maese! Estamos todos juntos en esto.

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