Capítulo 27

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Muchas gracias si estás leyendo esto, y muchas gracias a Aiko838 por sus votos. Os dejo con el siguiente capítulo.

Capítulo 27 

Ezio corría por las calles desiertas y silenciosas, avanzando por las inmediaciones de la torre de la ciudad, desesperado por hallar a Nuray, o algo que pudiera informarle de su paradero y sobre qué había ocurrido.

Los segundos se sentían como largas horas, mermando la esperanza del florentino hasta que al cruzar una esquina, chocó repentinamente contra la joven, quien corría con velocidad escapando de algo.

La turca no le recoció al momento, adoptando una postura de ataque para clavarle una de sus dagas, pero Ezio paró su brazo antes de que lo hiriera, quitándose la capucha veloz con la mano libre.

-¡Soy, yo! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

Nuray lo miró un instante en silencio mientras recuperaba el aliento, asimilando todo lo que había ocurrido, antes de hablar.

-Sabían que estaba aquí, se lo han llevado. Saben que estás en la ciudad. Tenemos que escondernos; me siguen. –Anunció con ansiedad, agarrando al italiano de la mano para comenzar a correr de nuevo. De pronto el sonido de las voces de los guardias comenzaron a acercarse, alertándolos.

Ezio se detuvo siendo él esta vez quien la agarrara, haciéndole un gesto para que guardara total silencio y así descubrir de dónde provenían las voces. Pronto percibió que estaban rodeados por ambos lados. Acto seguido indicó a la joven que iban a trepar por la fachada de la casa que tenían en frente, abandonando el lugar por los tejados.

Nuray siguió al hombre con sigilo, lo más rápido que pudo hasta conseguir llegar al hogar, donde Yusuf se levantó rápidamente para recibirlos a ambos, respirando con alivio al ver a la chica al fin.

-¿Qué ha pasado? –Preguntó con semblante serio, lleno de incertidumbre, al comprobar el estado de su amiga; Ropas rotas, sangre y algunos cortes. Yusuf la nombró al ver que esta guardaba silencio, manteniendo la mirada perdida en el suelo.

-Los templarios se han llevado el Fruto. Estaban esperándome para seguirme y ver dónde lo escondía.

El turco miró fugazmente a Ezio, pidiéndole explicación al no entender cómo había sucedido, si él le había informado de cosas muy distintas hacía sólo unas horas atrás.

-Debieron descubrir que viajábamos hacia aquí, y se han esforzado en que estuviéramos engañados en cuanto a lo que sabían para robarnos el Fruto.

-Mierda, con lo que nos había costado recuperarlo. –Murmuró Yusuf dándose la vuelta, apoyándose en la mesa mientras meditaba, y la sala se sumergía en el silencio.

Nuray abandonó la estancia sin decir nada, encerrándose en su cuarto mientras luchaba de forma interna con su propia rabia y frustración. El italiano la observó alejarse con rapidez, pero no intervino para hacer que se quedara.

-Recuperaremos el artefacto, Yusuf. No volverán a engañarnos.

-Debemos tener cuidado, Ezio. –Habló el turco mirándole. –Si saben que estamos aquí es muy probable que vengan a matarnos de una vez por todas, y descubran nuestros escondites. Hemos cabreado mucho a César últimamente.

-Sí, eso es cierto. Tenemos que andar con mucho cuidado. Pero hoy no podemos salir, Yusuf. Hay guardias por todos lados buscándonos.

-Mañana me reuniré con mi gente. Te informaré cuando tenga algo.

-Gracias, y ten cuidado. Voy a comprobar si Nuray está bien.

-Estará enfadada. Ten cuidado. –Se burló el castaño, haciendo que Ezio esbozará una leve sonrisa, para después desaparecer del salón.

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