Capítulo 77
Nuray sentía el frío gélido del viento mientras continuaba contemplando el atardecer desde la torre del escondite, alejada mentalmente de la misión que comenzaría tras ponerse el astro, y conduciría a muchos de ellos a una muerte segura. No obstante, era imposible para ella huir de las palabras que Ezio le había dicho el día anterior, al igual que cada vez le era más duro frenar sus verdaderos sentimientos. El miedo y el amor luchaban por ganar terreno a cada segundo.
La morena no se percató de que la trampilla que daba acceso al lugar se abría, dando paso a Claudia, quien silenciosamente se colocó a su lado para contemplar el color rojizo en el cielo, aguardando unos momentos para tomar la palabra.
-Esta misión es una locura, se lo he dicho a Ezio varias veces. Asaltar San Angelo es ir directos hacia el suicidio, a pesar de que haya conseguido reunir a tantos. Pero está obcecado en la idea de acabar con César después de todo lo ocurrido. Está diferente –susurró mirando a la joven de reojo, carraspeando antes de proseguir-. Me contó lo que pasó entre vosotros. ¿Tú cómo estás?
Nuray apretó los labios con fuerza sintiendo el impulso de querer marcharse de allí velozmente, de lo cual Claudia se dio cuenta y pasó a alzar la voz con premura, haciendo que la turca la mirara.
-Lo siento mucho. No es algo que me incumba, lo sé. Sólo quería decirte que si necesitas hablar, estoy aquí.
La morena bajó la mirada, pasando a inspirar con fuerza ante la atenta visión de Auditore mientras perdía las fuerzas para mantenerse fría, hablando con cansancio en un tono tenue.
-No sé qué hacer con tu hermano, estoy perdida.
-Dime una cosa –intervino Claudia ante un nuevo silencio, vislumbrando el pesar de la mujer-; ¿Quieres a Ezio? ¿Sientes algo por él aún?
-Sí. –Respondió sin mirar a su interlocutora.
-¿Pero entonces por qué te alejas de él? No lo comprendo, ¿cuál es el problema, Nuray? ¿A qué le temes?
-Se nos fue de las manos, descuidamos nuestro deber, Claudia. Somos asesinos ante todo, dimos nuestra vida por la causa; hicimos un juramento. Él no puede centrarse en su trabajo pensando en mí, ni yo pensando en él. Me quedé embarazada... yo no puedo ser madre, esa vida no es para mí.
La castaña quedó en silencio escuchando a la joven, reflexionando sobre sus temores, eligiendo con cuidado las palabras.
-Quizás puedas compatibilizar ambas vidas. Tampoco es justo que renuncies a todo eso por la causa. No es necesario...
-No –Le cortó la turca. -Yo odié a mi padre muchas veces porque no estuvo cuando lo necesité. Aún después de saber que era asesino, muchas veces me he visto reprochándole eso en mi corazón. ¿Cómo podría hacerle lo mismo a un hijo mío? Ezio no ha pensado en esas cosas.
-Está totalmente enamorado de ti. Supongo que lo único en lo que pensará es en cómo hallar las fuerzas para seguir adelante con toda la situación que tenemos encima. Y a ti sólo puedo decirte que creo que aunque te mantengas firme en esta posición, ya es demasiado tarde para que no sufras enormemente por ambos.
Claudia se despidió con una triste sonrisa compasiva antes de dejar sola a la asesina, quien mantuvo sus ojos oscuros fijos en el horizonte mientras se le anegaban en lágrimas.
* * * *
Ezio se detuvo ante el gran puente que conducía a la entrada principal del castillo del Papa, sintiendo como a su espalda se paraba el grupo de asesinos que entrarían con él por la parte delantera para el asalto.
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Si nunca te hubiera conocido
FanficLa lucha de Ezio contra César Borgia parece no tener fin, pero sus misiones para hacerse con el fruto del Edén le conducirán, no sólo a intentar salvar el mundo, sino a conocer a una asesina en Estambul de la que se enamorará. Su vida cambiará compl...