Capítulo 83

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Capítulo 83

El grupo de asesinos se dividió en dos para rodear la comitiva papal, y dificultar así la huida enemiga, observando como los guardias de Borgia comenzaban a movilizarse para formar, preparándose para una lucha que estaban esperando.

El carruaje en el que iba César se detuvo, quedando rodeado por todos sus lados por una parte de la guardia mientras el resto formaba ante él, y el capitán del regimiento se adelantaba a caballo, dando un par de instrucciones antes de clamar la señal de ataque.

Los asesinos entonces imitaron al enemigo, comenzando a galopar veloces hacia la comitiva, sin olvidar la prioridad e importancia de aquella misión, la cual no podía fallar.

Ezio cabalgaba cerca de Nuray, contemplando como poco a poco la distancia que lo separaba de su objetivo se iba reduciendo, teniendo que olvidarse de todo lo demás para centrarse sólo en el Papa. Antes de que eso ocurriera, alzó la voz para dirigirse a la turca.

-¡Intenta conseguir el Fruto y no te preocupes por lo demás! ¡Todo saldrá bien!

-¡Ten cuidado! –Exclamó ella con semblante preocupado, separando su camino segundos después para ocupar su lugar, no pudiendo detenerse más para advertir al asesino.

El florentino se preparó para saltar de su caballo mientras se acercaba raudo a un lateral del carruaje papal, vislumbrando en la distancia como César salía de él vestido con su armadura al completo, increpando y bramando órdenes a su guardia.

En el momento justo Ezio saltó del animal y aterrizó clavando su hoja oculta en el cuello de un soldado, poniéndose rápidamente en pie para continuar la lucha sin quitarle ojo a Borgia, tratando de llegar hasta él.

-¡Ezio, cuidado! –Gritó la voz de Yusuf, haciendo que el mentado se girara.

El florentino corrió a ocultarse tras el carromato de César cuando observó una hilera de soldados preparados para disparar, perdiendo de vista a su objetivo tras volver a incorporarse después de que abrieran fuego.

No pudo siquiera buscar con la mirada al Papa cuando una avalancha de soldados corrieron hacia él, haciendo que sacara su espada para combatirlos, notando la llegada de Yusuf y otros dos asesinos más para ayudarlo, pero pasados unos pocos minutos, la voz de Isabel, la asesina española, se alzó al pasar cerca del grupo.

-¡Borgia tiene el Fruto y se está alejando!

-¡Intenta cubrirme, Yusuf! –Gritó Ezio tras la noticia, poniéndose en marcha de inmediato con el turco a la espalda.

El florentino pensó en Nuray enseguida, tratando de encontrarla entre el caos de la batalla mientras eliminaba a quien se interponía en su camino, siendo derribado con la entrada de un enemigo que no vio.

Yusuf se lanzó a atacar a aquel antes de que pudiera herir a su compañero, pero no pudo volver en ayuda de Ezio cuando una pareja de soldados se centró en él.

A la par que aquello, el italiano esquivó una estocada de uno de los hombres que luchaba contra el turco, para después ser derribado de nuevo tras recibir una patada enemiga, girándose raudo para ponerse en pie cuando se halló a escasos centímetros de un soldado que pretendía atravesarlo con su arma.

Antes de poder reaccionar, Ezio se sorprendió cuando aquel que pretendía matarlo cayó muerto hacia delante, revelando que alguien le había lanzado un largo cuchillo por la espalda. Pronto encontró a Nuray sobre el carruaje papal ayudando a otros asesinos cercanos, observándola después saltar al suelo al quedarse sin armas arrojadizas.

-¡César está luchando! –Dijo mientras ayudaba a Ezio a ponerse en pie, peleando después junto a él. –¡He visto que le ha dado el fragmento a un guardia!

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