Muchas gracias si estás leyendo esto. Los personajes, salvo los Ocs que aparecerán, no me pertenecen.
Capítulo 11
El amanecer estaba llegando cuando Nuray entró en su casa con cuidado para no despertar a su madre.
La morena no estaba de humor tras haber salido de la casa de la hermandad llena de sentimientos contradictorios. La rabia hacia el mundo y a ella misma la embriagaba, al igual que la confusión y un deje de desazón al darse cuenta de que parte de ella quería correr a los brazos de Ezio, ignorando la razón y la coherencia que su cabeza siempre había tenido clara.
Cuando la muchacha cruzaba la sala forrada de libros, su madre apareció de una de las habitaciones con el pelo suelto y despeinado, mostrando que había salido de la cama. En cuanto vio el rostro de Nuray, se acercó a ella rápidamente agarrando su cara para verla mejor.
-Dios mío, hija, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?
-Tranquila, madre. Estoy bien.
-¿Te ha visto un doctor?
-Sí, no hay nada grave. Tuve problemas en el palacio, eso es todo. Siento no haberte avisado.
-Ezio lo hizo. Sólo me contó que llegarías tarde y te habían herido, pero dijo que nada serio, ¡y te han dado una paliza! –Habló la castaña alzando las manos, alejándose unos pasos de la joven, quien suspiró resignada.
-Lo siento de igual modo, madre.
-Fue muy atento por venir a avisarme, y por cuidarte a ti y a Yusuf. ¿Qué te ocurre, Nuray? –Preguntó al darse cuenta del rostro serio y rígido de la chica.
-Nada, madre. Estoy cansada. –Dijo comenzando a caminar, parándose al escuchar la voz firme de Adara.
-No me mientas. Sé que te pasa algo. ¿Has discutido con Yusuf?
La asesina apretó los puños mientras se mordía el labio, pensando en qué decir para salir de aquella situación, sintiendo como sus sentimientos se desbordaban, fruto de la desesperación que le provocaba la compleja situación.
-Es por Ezio. –Susurró manteniendo su voz calmada, dándole la espalda a su madre, quien se acercó hasta quedar a un paso de ella.
-¿Te ha hecho algo? ¿Él se comportó mal contigo?
-No, no es eso, es...
-Es lo contrario, ¿me equivoco? -Terminó su frase.
Nuray se dio la vuelta a ceño fruncido, mirando sin comprender por qué sabía aquello. Sólo recibió una sonrisa de su madre, quien continuó hablando.
-Soy tu madre, veo esas cosas aunque tú creas que no. ¿Cuál es el problema de que él te guste? Es un buen hombre, y sé que le gustas. Quiere estar contigo.
-Somos asesinos, eso no puede ser. Nuestro trabajo es lo único a lo que debemos atarnos.
-Nuray, que pienses eso es muy triste. ¿Por qué no podéis amaros si os queréis? que seáis asesinos no tiene que ver...
-¡Podrían matarlo! ¡Podrían matarme! -cortó a su progenitora con exasperación-; No quiero vivir pensando eso, madre.
-¿Acaso no lo piensas ya? El miedo ya te ciega, hija.
-¡Igualmente tendrá que volver a Italia! Él no es de aquí, no ha venido a quedarse. –Afirmó alzando la voz sintiéndose enfadada.
-Eso tiene solución. Hija, no le pongas excusas a tu felicidad. Ya vives atenazada por el miedo; ¿No te das cuenta?
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Si nunca te hubiera conocido
Hayran KurguLa lucha de Ezio contra César Borgia parece no tener fin, pero sus misiones para hacerse con el fruto del Edén le conducirán, no sólo a intentar salvar el mundo, sino a conocer a una asesina en Estambul de la que se enamorará. Su vida cambiará compl...