Capítulo 71

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Capítulo 71

-¡Ezio! Siento mucho lo que está pasando. –Habló Rosa en primer lugar, apresurándose a abrazar a su amigo. Al volver a tener contacto visual se explicó. –Nuray dejó una nota para mí donde me contaba lo que ocurrió, así que al saber que vendrías aquí no perdí ni un segundo. Vamos a salvar a vuestra madre.

-Muchas gracias, Rosa.

Ambos se sonrieron mutuamente, dando paso a un nuevo silencio que se vio roto cuando Victoria tomó la palabra, notando que ambos hombres en la sala trataban de ignorarse, y la joven hermana del florentino no parecía esta muy habladora. Aquella extraña tensión estaba poniéndola nerviosa.

-¿Os habéis enterado de las nuevas noticias? César ya es oficialmente Papa. Justamente anoche fue proclamado.

-Sí, algo hemos oído en las posadas. Desde luego no es una buena noticia. –Comentó el asesino, cuando la voz de Luigi intervino.

-Mendoza está con él. Volvió hace días de su villa y ha traído el Fruto. Será la mano derecha de Borgia.

-Desde luego –agregó Rosa-, y está claro que es un hombre con mucho poder en su patria como en otros lugares. Lo quiere a su lado. Juntando sus fuerzas y patrimonios podrían crear un ejército inconmensurable.

-Sí. Por eso tenemos que actuar rápido y juntar nuestras fuerzas también. Pienso reunirme esta tarde con los asesinos de la ciudad. Iré a ver a Zorro y a Maquiavelo.

-¿Has pensado en cómo podríamos entrar en el Vaticano? César no ha debido secuestrar a María por capricho. Está intentando repetir lo que hizo con Nuray, y acabar contigo de una vez.

Los presentes guardaron silencio ante el comentario de Rosa, pero Ezio tras meditar un segundo, habló aún pensativo.

-No, no creo que pretenda hacer lo mismo. César no es idiota. Sabe que iré a por ella, que le daré el fragmento del Edén que tenemos si es necesario, y sabe que me ayudaréis, que podría acabar todo como en Padua.

-¿Entonces qué pretende reteniendo a nuestra madre si para él es también tan peligroso?

Ezio se giró tras un segundo para encarar a Claudia, respondiendo mientras dejaba aflorar su miedo ante una situación que no controlaba en absoluto.

-No lo sé. Tienen incluso el mismo texto que nosotros; sin duda sabemos todos lo mismo y esto es una cuenta atrás por descifrarlo y hallar los fragmentos restantes. Me temo que querrá algo más que el fragmento.

-Quiere hacerte sufrir. –Susurró Victoria, observando como él asentía con rostro serio, sin duda preocupado como pocas veces antes.

-No vamos a permitirle nada de eso. –Dijo Rosa con firmeza, haciendo que su amigo la mirara. –Vamos a trabajar duro para entrar en ese lugar sin que se enteren, aunque nos estén esperando, no es imposible. Somos muy buenos, y desde luego mejores que ellos.

-¿Entrar en el Vaticano sin ser detectados? ¿Cómo va a ser eso posible?

-Podría ser si nos coordinamos –agregó Luigi ante el comentario de Claudia. –Si montamos un buen barullo en otro lugar, obligando a que parte de la guardia tenga que deslazarse, será más fácil, a pesar de que nos estén esperando. Al menos así tendremos más posibilidades de salir de allí luego y matar a ese cerdo.

-Es una buena idea. –tuvo que reconocer Ezio. –Deberíamos reunirnos todos con Maquiavelo y Zorro. El tiempo va en nuestra contra.

El grupo asintió conforme, y tras consensuar la hora para partir en busca de ambos, todos salieron del despacho de Victoria manteniendo aquel silencio cortante y lleno de preocupación.

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