#23

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A pesar de la moderna reforma, la cárcel parecía tener siglos de antigüedad.

Taehyung observó detenidamente el plano que sujetaban sus manos. En él había detallados todos y cada uno de los rincones de la Zona Este y sus conexiones. Hongjoong estaba fuera de su celda, vigilando que nadie se acercase mientras Taehyung ayudaba a los reos. El plano de construcción era viejo y amarillento, pero bastaba para lo que necesitaban.

–Hongjoong, voy a llamar ya –dijo éste, sentándose en la cama.

Hongjoong asintió y volvió la mirada hacia el pasillo. Por suerte, todo el mundo estaba tratando de adivinar el motivo de la sirena que había sonado momentos antes. Los funcionarios se pusieron a recorrer como locos la cárcel, y los presos se repartieron por todos lados. Taehyung tenía un buen momento de su privacidad en el espacio de su celda para realizar la llamada definitiva. Sacó un móvil de debajo de la almohada, tecleando rápido y llevándoselo a la oreja.

Hongjoong sujetó uno de los barrotes por fuera para calmar los nervios. Ya ni siquiera dolían los moretones que Mingi le había provocado. Sólo se arrepentía de haber accedido a contar sobre la escapada de los reos. Conectaron miradas, transmitiéndose temor con los barrotes de por medio, y entonces la llamada fue respondida.

–¿San?

–¡Taehyung! ¿Tienes los planos?

–Claro que sí, ¿por quién me tomas? –rio el moreno, intentando calmar el ambiente– No soy un ladrón de segunda.

–Vale... ¿Qué hacemos entonces? Estamos en un puto pasadizo oscuro lleno de agua.

–Relax bro. Aunque los pitufos sepan que estáis en proceso de fuga, nadie sabe dónde estáis. Si no me equivoco, solo hay una dirección posible ¿no?

–Sí, llevamos un rato siguiendo todo recto. Me dijiste que ya tenías el plan completo, así que cuéntame.

–De acuerdo, solo quería darle emoción al asunto –rio brevemente, tratando de parecer relajado– Debéis continuar andando, no tardarán en ir a la sala de castigos y ver la alcantarilla abierta, así que es literalmente una carrera. A lo largo de ese camino, habrá un par de trampillas que dan a ciertas salas del primer piso. Según lo que pone aquí, una de ellas da a los servicios de los pitufos, y la otra... ¿Cómo? Espera.

–¿Pasa algo?

Taehyung acercó el papel a sus ojos, como si de esa manera pudiera verlo más claro. En el dibujo nada estaba representado en el lugar de esa trampilla, tan sólo un rectángulo en blanco.

–No, no... Es solo que esa sala está en blanco. No hay ningún tipo de nombre ni asignación para ella. Tened cuidado con eso, no sé lo que habrá debajo.

–Vale, pero ¿cuál de las dos trampillas nos llevará a la salida?

–Ninguna. Si salís de las salas a las que dan esas trampillas os encontraréis en el interior del primer piso de la cárcel, o sea que eso sería dar marcha atrás. El plan es que evitéis bajar por la trampilla cuya sala está en blanco, y que bajéis por la que da al servicio de los pitufos. Ahí debéis vestiros con su ropa de cambio para pasar desapercibidos cuando hayáis salido al exterior. Si os ven en la calle con ropa de presidiarios, llamarán a la policía.

–¿Y después? ¿Volvemos a subir por la trampilla al pasadizo?

–Taehyung –interrumpió su conversación Hongjoong. El moreno miró hacia el bajito– Viene alguien.

Taehyung se apresuró a responder, afianzando su agarre en el móvil.

–Eh... sí –volvió a prestar atención a San– Luego ya es seguir todo recto. Después de la caminata os encontraréis con unas escaleras de pared al final del todo. Las subís y ya está.

LOVER BOY - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora