Esa noche no pudo pegar ojo.
Se encontraba dando vueltas sin parar por la cama, como si tuviese algún tipo de pensamiento que lo mantuviese intranquilo, lo cual era irónico pues allí dentro no existían las preocupaciones. Lo único que podría alertarle sería la cantidad de gente en ese sitio que quería matarle de la forma más dolorosa posible. Y eso ni siquiera le importaba.
–¡Tsss! ¿¡Quieres estarte quieto!? –exclamó Yeosang en un susurro, desde la litera de arriba.
Wooyoung paró su movimiento, acordándose de que no estaba solo.
–Lo siento –dijo en un susurro alto, que más que calmar la situación hizo a Yeosang bufar molesto.
Decidió que para no molestar se iría de excursión nocturna a los baños. Verificó que el guardia de turno estuviese paseando por el pasillo como cada noche, y se puso en pie. Cogió el uniforme del suelo y se vistió rápido, puesto que acostumbraba a dormir con la camisa de tirantes que venía incluida con el mono (pero que él solo ocupaba para dormir). El guardia vio sus intenciones cuando éste se aferró a las rejas, y tardó poco en llegar hasta su celda para abrirla. Los guardias, aparte de vigilar, debían abrir a todo el que quisiese ir al servicio.
Salió de allí y anduvo a saltitos por toda la desierta prisión como si fuese entera para él solo. Por fin se sintió a gusto de contemplar las numerosas instalaciones a sus anchas, sin tener que preocuparse por locos con intenciones de rebanarle el cuello. Los baños quedaban bastante lejos, y para llegar a ellos era necesario pasar por el salón común. A ambos lados había varias puertas cerradas, las cuales prefería no curiosear, pues daban un aspecto de que si estaban cerradas era por algo. Aun así, no pudo evitar detenerse cuando escuchó ruidos procedentes de una de ellas. Se oían voces ahogadas, golpes y un murmullo de risas. Pudo suponer lo que estaba sucediendo dentro de la habitación de la que provenían los sonidos, pero no comprendía cómo algunos presos lograban escapar de todo control policial para hacer lo que les viniese en gana.
Pegó su cuerpo a la madera de la puerta con intención de oír mejor. Para su desgracia, la voz del interior se le hacía conocida. Evidentemente, las demás voces que de vez en cuando se mezclaban no tenía conocimiento previo de ellas, pero aquella grave voz parecía que le perseguiría hasta el fin de sus días. Y esa voz no era nada más y nada menos que del mismísimo Mingi. Desde dentro, también se diferenciaban unos desgarradores gritos que atravesaban las paredes y le ponían el vello de punta.
Debido a que no quería meterse en líos relacionados con el chico de trenzas azules nunca más, decidió que la mejor opción era irse de allí e ignorar los gritos de terror del pobre chico al que estarían dando una paliza, o algo peor que no quiso imaginar. No hubo dado dos pasos cuando un sonido bastante más cercano se hizo audible. Wooyoung se dio la vuelta enseguida, encontrándose con que la puerta había sido abierta repentinamente, dejándolo al descubierto frente a un preso con cara de depredador.Ante aquella imagen de un hombre vestido de negro con manchas rojizas en el dorso de su mano, tragó saliva inmóvil. No se acobardó, pero jodidamente lo inquietó.
–¿Pasa algo, Seungyeop? –dijo el inconfundible tono de Mingi, aún dentro de la habitación y fuera de la vista de Wooyoung.
El llamado Seungyeop miró hacia dentro e hizo una seña con la cabeza hacia fuera, como diciendo que debería salir a ver. Un Mingi con expresión seria se presentó ante un amedrentado Wooyoung, y al verle, el primero soltó una carcajada despectiva.
–Maldito enano de mierda... –masculló.
Wooyoung alzó una ceja ante el insulto, y cuando iba a responder, los hombres que estaban con Mingi salieron del cuarto para precipitarse sobre él.

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LOVER BOY - woosan
Fiksi PenggemarAlguien dijo que no debíamos fiarnos de las apariencias. Y es que Satanás alguna vez fue un ángel. -Finalizada. Portada: @ov8___