#4

5.3K 708 486
                                    

Sin duda, las duchas eran zona peligrosa.

Wooyoung recordaba haber visto en las películas cómo en las cárceles todos los presos tenían su hora del aseo conjunta, pero en la Zona Este no funcionaba así. Podías acudir a las duchas cuando quisieras, eso era bueno.
El rubio decidió que quizá era buen momento de quitarse la sangre reseca del pelo, ya que anoche no pudo volver a dormirse tras lo sucedido y había pasado la noche en vela pensando. Por la mañana acudió al desayuno sin contratiempos y más tarde se encaminó a los servicios.

Los presos no dejaban sus habladurías y cada vez se atrevían a acercarse más y a molestarle cuando podían. Parecían haberse frenado tras ver que no se quedó quieto la vez que Mingi le intimidó en el comedor, pero habían vuelto a la carga.
En esos momentos, Wooyoung caminaba despreocupado por el corredor, cuando un hombre fornido y con tatuajes pasó a su lado junto a otro grupo de reclusos.

Le silbaron como a un perro y una mano aterrizó en su trasero, haciéndole detenerse con semblante serio.
Sin embargo, aunque fuese capaz de girarse y enfrentar a aquel imbécil, ellos ya habían pasado de largo con risas y expresiones obscenas. Wooyoung chasqueó la lengua; podía permitir de todo menos eso.
Siguió su camino ahora más molesto que antes, y para cuando divisó la entrada al servicio, unas voces procedentes del interior le hicieron avanzar con sigilo. Pegó su espalda a la pared para escuchar la conversación. Dos presos discutían en voz baja dentro del baño, pero gracias a que nadie rondaba la zona, Wooyoung pudo escucharlos.

Aunque no diferenciara bien las palabras, sentía que conocía de algo a una de las voces. Debido a su incipiente curiosidad y al no poder distinguir lo que decían, se asomó con cuidado por el marco de la puerta.

Dio un solo vistazo y volvió a ocultarse tras la pared; había sido suficiente para reconocer a Yeosang y a otro chico de uniforme negro. ¿Qué hacía su compañero de celda con un preso peligroso? Decidió volver a mirar. En el segundo vistazo acertó a ver un movimiento extraño, estaban intercambiando algo. Agudizó la vista. No, mentira, tan solo era Yeosang quien le estaba dando algo al otro sujeto que se encontraba de espaldas. Wooyoung supo que sus ojos no le engañaban cuando distinguió el papel de color verde. Por alguna razón, Yeosang estaba dando dinero al chico. El rubio volvió a ocultarse.

Unos pasos se escucharon y supo que ambos se disponían a salir del baño. El rubio paniqueó por unos segundos y sopesó entre irse corriendo, lo cual resultaría sospechoso, o entrar tranquilamente como que acababa de llegar.
Se decantó por la segunda opción, y cuando respiró hondo y dio un paso para cruzar la puerta, casi se choca de bruces contra el tipo de uniforme negro.

–Wooyoung –dijo Yeosang, con tono indescifrable.

El rubio se limitó a mirar el rostro del otro, aquel preso peligroso al que Yeosang estaba pagando por algún motivo. Le tenía a centímetros de distancia, pues casi se daban el golpe de sus vidas.
Lo reconoció al instante. Era el chico de la sonrisa y los hoyuelos, pero ahora aquel chico se encontraba serio e impenetrable. Wooyoung sostuvo su mirada unos segundos hasta que, en el silencio más completo, rodeó al rubio y se fue caminando por el pasillo. Wooyoung observó su pelo negro con un corte de mullet alejarse.

–Wooyoung, espabila –habló Yeosang, de quien había olvidado la presencia– ¿Qué haces por aquí?

El rubio le miró y le dedicó una de sus características sonrisas.

–Vengo a ducharme, ¿no es evidente? Antes te pedí que me acompañaras y me ignoraste –frunció el ceño fingiendo un puchero.

Yeosang puso los ojos en blanco.

–Tenía cosas que hacer –dijo el de rizos, antes de alejarse por el pasillo como el pelinegro había hecho antes.

Wooyoung no se mentía a sí mismo; se moría por saber aquellas "cosas que hacer". Sabía que entre ellas se encontraba el motivo por el que daba dinero a ese preso peligroso. Casi se autoconvenció de que se trataba de temas de drogas.

LOVER BOY - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora