LOVER BOY - woosan

#28

NDA - Billie Eilish 🎵
Árboles - Rubio 🎵

Las cosas en la Zona Este no eran ni tan sencillas como pensaba Wooyoung ni tan radicales como pensaba San. Y es que el país entero había sido puesto al corriente de la fuga del rubio, pero a nadie le importaba que una persona inculpada por tráfico de drogas se hubiese escapado de la cárcel. No era un asesino de masas ni un pederasta fuera de sus cabales, así que la gente no prestaba atención a las noticias cuando enseñaban su joven rostro.

Sin embargo, después de esa noticia de busca y captura, venían las interesantes. Los crímenes, los casos psicóticos que parecen sacados de una novela policiaca y las muertes. Las muertes. Oh, qué morbo despiertan en los vivos las muertes. Por eso mismo Hoseok subió el volumen de la televisión, porque habían empezado las noticias interesantes. Si hubiese tenido unos años más, el musculoso amigo de Taehyung habría parecido un cuarentón sentado en el sillón de su casa con una cerveza en la mano. Él era uno de los muchos personajes secundarios en esta historia indeseada pero escrita. No obstante, sus ojos lo habían visto todo.

Puede que no hubiese sido partícipe de la trágica historia de San y Wooyoung, pero había vivido la de Jungkook y Taehyung. Ambas se habían conectado, y unidas parecían un tormento sin fin que cada vez abarcaba más personas. ¿Quién tenía la culpa? ¿Quién había empezado todo? ¿Había sido Jungkook, por su innegable agresividad y ganas de tener una buena vida que no le pertencía? ¿Fue San, por su locura alimentada de una infancia carente de amor? ¿Acaso fue Taehyung, por meterse donde no le llamaba nadie y ser presa de sus propias emociones? ¿O Wooyoung, por no haber sido listo y haber escapado antes de las garras de su padre?

Hoseok cambió de canal. No tenía sueño y eran las cuatro de la madrugada; mañana iría al taller con los chicos y ahora no tenía otra cosa que hacer aparte de ver repeticiones de los programas de la tarde. Pasó de las noticias a un programa informativo de debates. Suspiró. Todo era lo mismo.

–Bueno, como ha dicho mi compañera Moon Jihyun, parece que la penitenciaría Zona Este no se está ganando un buen renombre –habló una de las mujeres uniformadas sentada en el círculo de debate.

–Y que lo digas –corroboró un hombre– Primero tenemos una fuga de un traficante, y luego resulta que había un presunto segundo preso en el proceso.

–Eso no es un sitio seguro. Una cárcel en condiciones nunca permitiría que se llevasen a cabo dos fugas, por dios, un poquito de seguridad...

–Pero ¿qué se sabe del otro preso? –inquirió uno de ellos.

Hoseok enarcó una ceja, prestando repentina atención a la pantalla del televisor. A lo mejor esto le interesaba.

–Se supone que fue inmovilizado y llevado de vuelta a las instalaciones ¿no? No dieron mucha información al respecto –habló una mujer, dudosa.

–Sí –corroboró alguien– En las noticias de la noche veremos si nos actualizan algo.

–Pues yo opino que esto no puede permitirse. Es un claro atentado contra la seguridad de nuestros conciudadanos...

Hoseok detuvo el programa y se sentó derecho en el sofá. Frunció el ceño. No habían hecho pública la muerte de Choi San, o más bien, el suicidio.
No sabía si eso era bueno porque quizá no había muerto, o si era malo porque lo único que querían era mantenerlo alejado de la opinión pública.
Buscó en la guía la repetición de las noticias de la noche para ver si, como decían, actualizaban algo de información sobre el paradero de San. Habían sido emitidas hace cinco horas.