Amor Líquido

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(Dedicado a @sxtanexe)

Cómo Dímelo - Nicki Nicole & Cazzu 🎵

El tiempo pasaba. En peligroso silencio.

Transcurría fugaz y se escurría entre sus dedos como amor líquido, rápido, carnal, banal. El chico rubio respiraba lento, sintiendo el cálido oxígeno introducirse en sus fosas nasales y salir con sigilo, como si tuviera miedo de romper el silencio.

El ambiente dentro de aquel auto estaba cargado, muy cargado, a punto de explotar. El capó encerraba a ambos como una cúpula que contenía todas las emociones que los reos aguantaban dentro de sí mismos. Jung Wooyoung conducía, respirando, mirando, viviendo a la espera de algo, con un mal presentimiento en el pecho. Choi San no mantenía expresión alguna y tenía una estabilidad mental cuestionable.

–¿Pasa algo? –preguntó el pelinegro, con la voz ronca por haber pasado horas sin hablar.

–No –respondió Wooyoung de inmediato, con un ligero tembleque que desvelaba sus sentimientos.

–Que si pasa algo –reiteró, con esa voz autoritaria y la vista concentrada en la carretera.

No parecía él. Y el rubio había acertado con su mal presentimiento, porque a pesar de la calma que aparentaba San, estaba completamente fuera de sus cabales.

–No pasa nada, tranquilízate.

Podría haber sido bonito.

Podría haber sucedido, sin más complicaciones y siguiendo el hilo de esta historia que ya parecía tener un final trazado. Podría, podría, podría...

Cuántos futuros quedan ahogados en un "podría". Cuántas esperanzas se marchitan cuando te das cuenta de que en tu situación no hay cabida para el verbo "poder". ¿Podré hacerlo? ¿Podré conseguirlo? Esas preguntas eran las que se formulaba el rubio. Sin embargo, en realidad todo era podre...
dumbre.

–¿Crees que estoy loco? –preguntó San, con una media sonrisa dibujándose en su rostro.

Y ahí empezó la verdadera locura.

San alargó el brazo desde el asiento de copiloto y torció el volante en un movimiento brusco. Wooyoung no pudo reaccionar a tiempo, incapaz de controlar el coche, saltando en el asiento por el susto. El coche derrapó de una forma que no debería y el rubio jadeó, apretando las manos en el volante e intentando recuperar el control.

–¿¡Qué coño haces!?

–¡Darle un poco de diversión a nuestra última excursión! –exclamó el otro, saliendo de su asiento para colocarse sobre las piernas del otro sin soltar el volante.

San tomó el control sin que Wooyoung se lo pudiera impedir, porque ciertamente al rubio le daba un poco de miedo llevarle la contraria cuando la locura se apoderaba de San. Dieron una vuelta de reloj en el auto que dejó a uno de ellos eufórico y al otro mareado. El coche se detuvo de golpe.

–Mira –indicó San, haciendo un gesto con la cabeza hacia delante– Toca transbordo.

Wooyoung estiró el cuello para mirar por encima del hombro de San, quien estaba tan tranquilo encima suyo. Apenas se había recuperado del shock y ya estaba intentando entender qué sucedía por la mente del otro. Estaban frente a una gasolinera y agradeció porque nadie los hubiera visto llegar y frenar de esa manera.
El auto en el que ellos estaban, había quedado girado en todo el medio, detrás de otro auto cuyo dueño acababa de llenarle el tanque. San sonrió, la situación era idónea. Antes de que el rubio pudiera articular palabra, el pelinegro ya se estaba bajando.

LOVER BOY - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora