Cometamos La Tragedia Pt. 1.5

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(Dedicado a @leara29)

No hubo nada que anunciara la catástrofe que se avecinaba. Todo sucedió demasiado rápido bajo los pies de Choi San.

De un momento a otro se habían infiltrado en el prostíbulo Lover y habían volado la mitad de éste, causando muertes inocentes y destruyendo un negocio de la mafia. No parecía tener sentido, pero el pelinegro ya estaba acostumbrado a que las cosas sucedieran de repente, inesperadas.
La mitad izquierda superior del edificio cedió sobre sus cimientos y todos los presentes gritaron con horror en la azotea, agarrándose a lo primero que vieron sin éxito, puesto que todo fue tan rápido que nadie que estuviera en la parte izquierda sobrevivió.
Excepto una persona, claro.

San se aferraba con las manos a la letra "L" del letrero de neón, dejando su cuerpo colgar en el aire, asomándose a un abismo de muerte y cadáveres que caían a sus lados. Frunció el ceño, sintiendo que sus manos no iban a resistir lo suficiente.
Sabía que iba a haber una explosión, sabía que era cosa del rubio, pero no esperaba ser alcanzado por ella. Y deseaba con todo su corazón que el estallido no hubiese afectado a Wooyoung allá donde estuviera.

–¡Joder! –exclamó, sintiéndose perdido.

Respiró hondo antes de intentar subir hacia arriba en un impulso de fuerza. Si caía, esos pisos contaban con la altura suficiente como para quedarse en el suelo como una pegatina. Y la chica que estaba con él segundos antes había tenido esa mala suerte.
Aguantó la respiración, apretó los dientes e hizo una fuerza inhumana con los brazos y los abdominales, llegando a su levantar su propio cuerpo por encima de la letra y quedando apoyado en el borde de la azotea.
Soltó la bocanada de aire que había estado reteniendo y se quedó un segundo en ese pequeño bordecito que no había sido afectado. Después, se arrastró unos metros a su derecha y se consideró a salvo.

–¿¡Qué coño está pasando!? –escuchó una voz masculina, procedente del señor Jung.

El padre de Wooyoung había tenido la suerte de estar al lado derecho en el momento de la detonación. San ignoró al histérico hombre y respiró con tranquilidad, escuchando un griterío de pánico que le hizo querer taparse los oídos. Se asomó por el borde, viendo cómo la gente corría como loca entre los cuerpos de los que habían sido despedidos por el impacto de la explosión. No entendía por qué la gente le temía tanto a la muerte, parecían idiotas. "Como si ellos no fueran a morirse" pensó.
Miró de nuevo hacia la explanada de la azotea y, para su sorpresa, se encontró con que sólo quedaba una persona más allí aparte de él. Todo el mundo se había prácticamente arrojado a las escaleras para salir del club, pero ese hombre, el jefe del lugar, seguía ahí, mirando la desgracia en la que se había convertido su propiedad.

–¡Kim! ¡Park! ¡Kwon! –llamó el mafioso, colérico– ¿¡Dónde mierda estáis!?

Justo un par de centímetros al lado de San, todo estaba derrumbado. El asesino echó un vistazo por los destrozos y sólo logró ver materiales destruidos y sangre, además de la impecable superficie del primer piso, el cual no había sido afectado.
El señor Jung no había notado la presencia de San por el estrés que en esos momentos le dominaba, sumando que se encontraban cada uno en la otra punta de la azotea. Con esfuerzo, ya que el pelinegro se había dado un golpe en la pierna al caer, se puso en pie, admirando el horizonte.
Se dio cuenta de que en la carretera, un poco lejos del club, una figura alzaba los brazos en su dirección con intención de ser notado. Se trataba de Hongjoong.
San suspiró, viendo que el chico había logrado salir del edificio antes de que la bomba hiciera su labor. Más aliviado, se dio la vuelta hacia la azotea de nuevo, pero antes incluso de poder enfocar la mirada sucedió algo. Repentinamente, el parche de su ojo fue arrancado por una mano furiosa.

LOVER BOY - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora