capítulo 7

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¿Quién lo diría?, Sí, ¿Quién lo diría?

De la noche a la mañana Izuku Midoriya fue un ejemplo de que el trabajo duro tiene sus frutos.

No pudo llegar a la salida con Momo después de la prueba. La pelinegra, por el contrario, fue a verlo a la enfermería muy preocupada por él y no se despegó de su lado hasta verlo despertar. Fue muy comprensiva y sobreprotectora. No pudo quedarse con la mirada tranquila hasta dejarlo en su casa, donde sus ojos se suavizaron en un cálido brillar al conocer dónde vivía. No era una mansión como la suya, o alguna clase de casa súper lujosa. Era común, no tenía nada especialmente llamativo, pero al mismo tiempo nada necesitaba. Básico, así lo llamó ella y le agradó.

Posteriormente a ese pesado día. Izuku esperaba sin muchos ánimos las noticias de la U.A.

No pudo comunicarse con Nana en el lapso en el que ese tiempo transcurrió. Llegó a imaginar que la decepcionó; o peor aún, que no obtuvo el resultado deseado y le pidiese one for all de regreso. Debía deshacerse de esos pensamientos, aunque no fuese fácil. No al menos hasta que la carta de la academia le fue entregada y en pantalla vio a su súper heroína, mostrando esa cegadora sonrisa que casi le hace sentir vulnerable. Sus resultados y la actuación de cierta castaña terminaron por comprimirle el pecho.

Se despidió de Inko en la mañana. Ahora estaba frente a una enorme puerta de madera color marrón. Se estaba preguntando si era por simple accesibilidad, o es que solo les sobraba dinero para darse ciertos lujos adecuados. De igual manera, deseaba que en su futura clase no estuviesen ninguno de esos dos. El chico de los lentes resultaría fastidioso, y Bakugo siempre resultó serlo. Se pondría peor si aún prevalecía en él la pequeña pelea que tuvieron en el colegio.

-Espero que Dios me tenga piedad y escuche mi deseo -se dijo así mismo.

-¡No pongas el pie encima del escritorio!

-¿Uh?

-¡No te parece que es rudo para los de la U.A. y los que hicieron ese escritorio?

-¡Para nada! ¿A qué escuela fuiste? Personaje segundario.

Y oh, sorpresa: Katsuki Bakugo y Lida Tenya estaban allí

-Se me había olvidado que soy ateo -murmuró el peliverde con sus decaídos ojos en estrés.

-Estuve en la academia privada Somei. Mi nombre es Lida Tenya -le responde el peliazul.

-¿Somei? Así que eres un maldito de la elite ¿Eh? -deduce Katsuki, que no tarda en demostrar tiranía con esa clásica sonrisa suya-, parece que me voy a divertir destruyéndote.

-¡¿Destruyéndome?! -devuelve él-, ¡Eres terrible! ¡¿En verdad piensas ser un héroe?!

Bakugo pensó un segundo en cómo responder a eso. Decir "voy a ser el número uno" ¿era muy apropiado para la situación? Solo era un extra en sus términos, al fin y al cabo. Pero sin que pudiera seguir, desvió su mirada y la de Lida hizo igual para decir.

-Eres...

Y hacer que cada alumno del salón voltease a verlo.

-¡Midoriya! -exclamó una del lugar. El mencionado no tuvo que preocuparse por prestarle atención a la leve incomodidad que sintió por los ojos de todos y no mostró en los suyos; se mantuvo como siempre, solo que esta vez una tierna sonrisa lo condecoraba por ver a su amiga Yaoyorozu.

-¡Buenos días! -exclamó Lida, quien le quitó la sonrisa a Midoriya y se acercaba a entablar comunicación con él. -. Soy de la academia privada Somei. Mi nombre es Lida Ten...

-Lo sé, pude oírte -interrumpe el peliverde un tanto fatigado-. Me llamo Midoriya. Encantado de conocerte.

La educación por delante, no se permitiría empeorar la relación con uno de ellos si se le presentaba la oportunidad.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora