Capítulo 36

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La sala, aunque muy espaciosa, se sentía demasiado estrecha para el gusto de todos, cuatro personas intercambiaban miradas, algunas más disimuladas que otras, el quinto se la pasó repartiendo té, parecía ser el que mejor le caía a la mayoría.

—¿Desea más té negro, joven Cross?

—Sí, por supuesto, es la parte más entretenida de estar aquí.

El primero que tomó su interés fue el tipo mayor de cabello grisáceo, en palabras de Midoriya, era demasiado similar al de la niña en brazos de Baki, ¿cómo era que se llamaba? Eri, creía.

—No hemos tenido la oportunidad de presentarnos adecuadamente, me llamo Gentle, Gentle Criminal —dijo él, mientras llenaba la taza del peliverde sin llegar al borde, para evitar fatales accidentes.

—Creo que tú ya sabes quién soy.

—Todos lo saben. La señorita Idylla no ha dejado de hablar de usted con nosotros, debería sentirse especial.

En su lugar, Midoriya se sentía de lo más extraño, acosado, manoseado en opiniones de Mineta.

—Sí, tal vez —le correspondió tomando un sorbo—. Por cierto, La Brava te manda saludos.

—Oh, ¡magnifico! Se lo agradezco mucho.

Izuku asintió, y luego frunció el ceño, fastidiado por el enorme brazo que le hizo desparramar un poco de té en el suelo. Molestó más de la cuenta a quien lo sirvió, también.

—Oye, bastardo, ¿por qué mi taza aún está vacía? —cuestionó el rubio, con aires de ser un Katsuki Bakugo, mucho menos cuerdo; debido a que se sentía muy ignorado.

—Eso es porque no tiene una, señor Muscular —devolvió Gentle, demasiado serio. —Ha roto las cinco tazas que le proporcioné, no pienso ver tal crimen una sola vez más.

—¿Cómo dices?

La discusión dejó afuera a Midoriya. Si lo recordaba bien, ese tipo era el por qué Stain, Dabi, Toga y él casi son atrapados. Muscular, el sujeto con más fuerza bruta después de Idylla, Toshinori, Nana y Baki, por supuesto, su padre adoptivo no podía faltar en el ranking, nunca. Dejó tan encantados a los villanos como el oro para un pirata.

—¡Dame esa tetera! —exclamó.

Toshinori en una de sus reuniones había hablado de él. Uno de los tantos sujetos sometidos a los experimentos de su maestra, ocasionándole mejoras, que aunque poco complacientes en proceso, sus resultados eran ensoñadores, incluso para alguien tan sádico como él, a quien no le importaba otra cosa más que destrozarse el cuerpo con alguien de igual o más fuerza.

Gentle se había negado, dispuesto a tomar asiento al lado del más reciente integrante de su grupo. A Muscular, siendo como es, odió ser ignorado, y se abalanzó en su contra, apunto de pegarle un gancho con su brazo, que se volvió cuatro o cinco veces más ancho.

Gentle solo se dignó a levantar uno de sus dedos, haciendo que Izuku se quedara quieto y no interviniera para salvar al hombre que tan bien se había portado con el. El aire se deformó en una masa aparentemente más sólida, y visible, se reflejaba con la luz de la habitación, como un cristal.

Muscular rebotó en dicha superficie, más de lo que el peliverde esperaba. Sus huesos se revolvieron en su interior, algunos saliendo a la superficie manchando tanto paredes como a él mismo, y a Gentle. Su cuerpo se devolvió a la entrada, traspasándola y chocándose con algunos tubos de metal afuera.

—Lamento que tuviera que ver eso, joven Cross. Permítame limpiarlo.

—No hace falta. Dame un pañuelo y límpiate tú con otro —le correspondió con respeto. Había quedado maravillado con las capacidades de su peculiaridad. Su antiguo espíritu de fan por cada héroe nuevo en la sociedad quiso resurgir a causa de ese hombre, para descubrir de qué se trataba ese misterioso poder y cuáles eran sus capacidades.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora