capítulo 10

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Todo estudiante que no fuese participante de la siguiente prueba y la mismísima Nana Shimura ya no se veían por el perímetro. Y a su costado, con la mirada afilada dirigida sin disimulo a Midoriya, Bakugo se quedó en silencio en lo que Lida caminaba hacia el edificio.

—No debemos tardar... Kacchan —murmuró el peliverde, que queriendo mostrar suma confianza en sus palabras le sonrió al irascible chico mientras tomaba a Uraraka por la mano. Puso un tono irónico con la última palabra. —Vamos Uraraka-san.

—Te voy a matar... —devolvió el susurro.

Cinco minutos más tarde, luego de que Nana les diese lo necesario y unas indicaciones demás: Katsuki y Lida entraron en el edificio y después de ver la bomba creada a partir de papel mache, el obvio plan de, tú defiende y yo ataco, comenzaría a dar marcha en cuanto Nana les diga que comiencen. Katsuki en todo momento mostró una mirada de ira. En algunas ocasiones su intensidad aumentaba.

—Es difícil memorizar todo el mapa. Pero Nana es igual que en la tv, al contrario de Aizawa parece que no hay castigo, así que podemos relajarnos —hablaba Uraraka, que, manteniendo la mente positiva, le sonreía al aburrido peliverde. —¿Verdad deku-kun?

—Sí —contesta Midoriya, tan frío y sereno como siempre—. De cualquier manera, ya tengo una idea de lo que pasará.

Uraraka pareció muy interesada con su última oración. Podría ayudarla a sentirse más confiada.

—¿Qué quieres decir?

—Bakugo es un cavernícola sin razonamiento. Le hice enojar mucho más hace unos segundos —le respondió él, antes de apartar el mapa del edificio de sus ojos y guardarlo en uno de sus bolsillos.

—Creo... que no te entiendo muy bien —confesó su compañera.

—Nos buscará, y al primer contacto me atacará especialmente a mí. Sus emociones nunca le dejan pensar debidamente en la mayoría de casos —complementó. Y, efectivamente. Katsuki no usaría la lógica y con mano de acero se aseguraría de aplastar a su buen amigo. Era lo más seguro.

—Sigo sin entender en qué nos puede ayudar eso. Si nos intercepta durante todo el periodo de tiempo, perderemos.

—Te dije que me atacará especialmente a mí. No te prestará atención. En cuanto lo tenga encima, ve corriendo y trata de ocultarte de Lida mientras te mantienes cerca de la bomba, cuando Bakugo me pierda de vista iré a ayudarte. Ganaremos la prueba en cuanto tengamos la bomba entre manos.

—Oh ya veo. Es un gran plan. Ya veo por qué enfurecerlo. Eres muy listo deku-kun.

Iba a seguir elogiándolo mientras se le acercaba, se le notaba por el acento. Pero una voz les interrumpió algo impasible.

—¡Ahora va a dar comienzo al combate cerrado entre el equipo A y el equipo D!

Con tal rugido, todos asumieron sus papeles. Espectadores, villanos y héroes.

—Mentalícense en lo que son —ordenó una última vez nana, mientras se colocaba un auricular en el oído derecho.

Su rostro era sonriente, como en la tv, o cualquiera de sus escenas de combate. Algunos alumnos miraban ese ceño con calidez en los ojos; exceptuando a mineta, que le miraba el culo algo sobresaliente de la capa blanca con un pulgar arribar.

"Mi pequeño... me pregunto si mis emociones no nublaran mi juicio"

En su mente, todo revoltijo de ideas posibles le susurraban favoritismo, pero su voluntad tan dura como el acero no iba a permitir que las cosas se diesen tan horripilantemente.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora