Capítulo 29

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En la sala de su condena, él se posicionaba sin mucho regocijo de tomar asiento y rememorar su susto, lo terrible que este le hizo ver hace meses. De cierta manera, aún se podía oír así mismo, pensando en que no debía dejar de sostener con mucha fuerza aquella memoria USB. El galope de su corazón, aunque todavía presente con mucha alarma, distinguía los momentos, y pasó a traquetear del pánico, a hacerlo por mera emoción. La conversación empezó, creyendo él ingenuamente que podría quitarle tiempo de desarrollar ideas a aquel sujeto.

—Quiero mi reintegración a la academia U.A —fue directo al grano.

Nezu en su asiento, juega con su taza de té, moviéndola de lado a lado para soplarla y beber un sorbo con cautela. La bebida en casos así, después de presenciar masacres similares, siempre conseguía calmarle.

—¿De verdad? ¿La academia que casi te asesina y te tacha de traidor? —respondió curioso.

Izuku no demora en corresponder, sarcástico.

—Las academias privadas cuestan un ojo de la cara, y ni con los ahorros de mi madre podría ir. No porque no alcancen, sino porque tema que me suceda lo mismo.

Ante ello, Nezu necesita otro sorbo, así puede mantenerse sereno para que el sujeto de delante no tuviera que enterarse sobre el estado de su madre, por el momento, por él. Creyó.

—Podríamos costear todos los gastos. Como consecuencia de nuestro actuar. Podríamos darte dinero de sobra.

Izuku finalmente decide plantarle una mirada fría, fue un requisito mantener un tono bajo, peligroso.

—No me pienso ir —declaró rotundamente.

—¿Por qué? —devuelve el director con la misma intensidad.

Izuku piensa en una respuesta lo suficientemente creíble.

—Momo, Mineta. Tengo amigos aquí.

—Puedes conseguir más en otro lugar.

—¡No hable sobre cómo mis sentimientos pueden ser reemplazados así de fácil cuando ustedes los pisotearon en primer lugar! —levantó un poco la voz sin querer.

Nezu por su poca sensibilidad baja la mirada, debido a la pena de que su tan alabada inteligencia no hubiera sido tan eficiente como sus amigos y los héroes profesionales alegaban sin cesar, aparentemente. Tras pensárselo en los pocos segundos que Izuku le otorgaba en lo que gozaba de ganar tal duelo.

—No tienes una peculiaridad, no puedes ser un héroe —utiliza la última carta de su baraja, esperando poder fundamentarla bien. —Nana te quitó One For All.

—Oh, pero usted lo vio. No necesito de una como tal. Pude contra esas cosas. Pude arrancarle la cabeza a un nomu.

—Tener una fuerza así y el atrevimiento de arrebatar vida tan sencillamente te hace menos merecedor del título aún si tuvieras la peculiaridad más poderosa del mundo.

—¿Está comparando la vida de un ser humano con una de esas cosas? Creí que era más inteligente...

La charla estaba tomando el rumbo que Midoriya quería, y tal como él y Baki habían plasmado en prisión, ellos no accederían a darle su lugar nuevamente a menos que los tuvieran maniatados. Y forzarlos, sería un gusto para él.

A las afueras de las palabras, Baki y Nana en los costados de la puerta se posaban en silencio. Nighteye y los estudiantes que no tenían mucho que ver se tuvieron que retirar de mala gana. El héroe para atender sus heridas, acompañado de Mirio quien dijo mañana buscaría de nuevo a Midoriya por la mañana. Los otros dos en cambio, se marcharon porque no tuvieron de otra ante la presencia depresiva de Nana y la férrea del director.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora