—Deberías pensar más en tus heridas hijo. Los labios se me resecan y la causa son tus extremidades.
Al ritmo del sonido de su lapicero escribiendo, las palabras de esa señora no fueron tan omitidas por Midoriya como de costumbre.
—Toma estos analgésicos. Pude curar todas tus heridas, pero el dolor de cabeza que ahora sientes es por el cansancio de eso mismo. Mi peculiaridad tiene sus contras.
Él no puso objeción. Devoró las pastillas como unos pequeños dulces.
—Trato de tener cuidado, pero no quiero perder y ellos me obligan —susurró Midoriya para no dejar las palabras de Recovery Girl en el aire.
—Sí, sí. Vete ya. La siguiente ronda es la final y no te la vas a querer perder —advirtió ella.
—¿Todoroki se recuperará? —él inmediatamente cuestionó al ponerse de pie. Su compañero de clase no sería el mismo desde ese entonces, y le agradaba haber destruido esa imagen que Endeavor había formado en él. No lo creería si alguien se lo dijese meses antes, cuando lo vio por primera vez, pero Izuku, quería conocerlo.
—Le pegaste un golpe muy duro. Por un segundo consideré que lo quisiste matar. Es eso o pensaste que los muros de cementos y el gas de Midnight llegaría a tiempo y al final no resultó así... Tuvo quemaduras por su propia peculiaridad que fue repelida por la potencia de la tuya, también ambos brazos los llevaba dislocados y con leves fracturas, pero creo que el daño más relevante está en su caja torácica. Le fracturaste siete costillas... sin mencionar que le rompiste dos.
La puerta le interrumpió por un segundo. Su agudo sonido al ser abierta tan lentamente le llamó la atención. Fuego se vio adentrar por ella, uno pequeño a comparación de otros días. Carente del calor que siempre poseía, Endeavor entró con cautela a la habitación.
El aire se volvió pesado. Podía ser manejado con tranquilidad por supuesto; sin embargo, ello no cambiaba el hecho de que se sentían incómodos. Recovery Girl y el héroe número dos, fueron los más notables. Izuku por otro lado, solo frunció el ceño.
—Tranquilo —le dijo la heroína—. Ya está estable.
—Ni se moleste. Este hombre seguramente lo había supuesto desde el principio. Después de todo, es lo que esperas de quien superará a Nana, ¿verdad? —escupió.
Izuku no se andaría con rodeos al expresar su creciente odio por el mayor. A menos que alguien indirectamente lo hiciese.
Ante la falta de la respuesta de aquel hombre, el peliverde captó el movimiento de un pelaje negro a las afueras de la pieza. Supo reconocerlo de inmediato y a regañadientes salió. Empujó con su hombro el brazo de Endeavor mientras lo hacía.
—Momo —llamó él.
Ella dio la vuelta para verlo. Lo había escuchado decir aquello y empezaba a creer que ese no era su Izuku Midoriya. Fue por eso que él salió de ahí. Si seguía intercambiando palabras con el bastardo de fuego solo la confundiría más.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estás...?
Su frase se vio interrumpida por el sonido de pequeñas gotas saliendo de los ojos de su mejor amiga.
—¿Qué es lo que te sucede...? —sollozó por lo bajo.
No solo había confusión en esas palabras, rondaba la incredulidad, el enojo; pero, sobre todo, la tristeza.
—¡Los siguientes participantes, por favor acérquense a la restaurada arena! ¡Esta tarde está de locos!
Masculló fuertemente, tanto que Momo pudo jurar haberlo oído. Apretó los puños y empezó a caminar en dirección al llamado de Present Mic.
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Mi Perfecta Casualidad
FanfictionIzuku Midorilla no pidió nacer sin peculiaridad, no pidió esas burlas tan fúnebres como cualquier mañana en la que se levanta con pesar para recibir esas malditas miradas. Lo que era su sueño, está comenzando a dejar como tal, un simple sueño, pero...